¿Qué piensa la ciencia respecto a los hombrecillos verdes en Marte? ¿estamos solos en realidad?
Hasta ahora, sólo se puede especular e intentar descubrir si en alguna parte se dan las condiciones necesarias para la vida tal y como la conocemos. El agua es considerada el principal indicador, pues este elemento es imprescindible para la química de la vida.

Entre nuestros vecinos se sigue considerando a Marte como el favorito en lo que se refiere a la búsqueda de vida, ya que aquel planeta no solamente es el vecino de la Tierra, sino que en varios aspectos se le asemeja mucho. Da una vuelta sobre sí mismo en 24 horas y 37 minutos, por lo que un día marciano apenas es un poco más largo que un día terrestre. Un año en Marte corresponde a 1.88 años de la Tierra. Puesto que el eje de Marte, como el de la Tierra, no es exactamente perpendicular al plano de su movimiento alrededor del Sol, también hay estaciones. Con respecto a la Tierra, su diámetro tiene la mitad, su masa es una décima parte, y la fuerza de la gravedad equivale a un tercio.

Después de un viaje de seis meses, el 13 de noviembre de 1971 una sonda terrestre, la Mariner 9, entró por primera vez en la órbita de Marte para investigarlo; fotografió toda su superficie y nos mostró que era polvoriento y yermo. Cinco años después, un transbordador de la sonda Viking 1, logró posarse en la superficie del llamado «planeta rojo».

El cuadro obtenido fue el siguiente: las temperaturas exteriores variaban unos 50º C entre el día y la noche. En invierno, el termómetro caía hasta -118º C y durante el verano subía hasta alcanzar los -14º C. Ahora bien, el aspecto rojizo de su atmósfera se debe a masas de polvo de tonos rosados y cobrizos, gama debida a la baja humedad del aire, que evita que el cielo sea azul.

Puesto que una de las metas de la sonda era la búsqueda de vida, se realizaron varios experimentos, algunos de los cuales pretendían probar el metabolismo de hipotéticos organismos en el suelo de Marte, pero los resultados fueron negativos.

Desde entonces no se había intentado probar otra vez la existencia de vida en Marte hasta hace unos años, cuando, el 2 de junio de 2003, fue lanzada la sonda europea Mars Express, que transportaba el explorador Beagle 2. Desde el 24 de diciembre que entró en la órbita del planeta rojo, la Mars Express ha confirmado erosión por agua en la superficie del planeta, ha detectado polvo en la atmósfera y ha recogido imágenes de auténticos glaciares. Elementos que, se cree, ayudarán a esclarecer en qué momento la Tierra y Marte comenzaron caminos evolutivos diferentes y si alguna vez Marte albergó vida.

Además de Marte, se ha localizado un segundo lugar en el que podrían existir primitivas formas de vida: las nubes ácidas de Venus. Esto es muy sorprendente, pues Venus tiene unas temperaturas de casi 500º C en la superficie y una presión 90 veces superior a la de la Tierra, lo que lo hace extremadamente inhóspito.

Pero a 50 kilómetros de altura parece que no se está tan mal. La temperatura reinante es de unos 70º C y la presión de una atmósfera terrestre. Aunque las nubes de Venus son muy ácidas, la concentración de agua allí es muy alta, y eso es lo importante. Por lo tanto, los científicos abogan hoy por una nueva misión a Venus.

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