Rezar, agradecer, pedir, reflexionar, pensar en buenos deseos… son algunas de las muchas acciones que se hacen es estas épocas de fiestas (Rrosh Hashana, Yom Kippur), donde se despierta una conciencia más o menos común con la esperanza de un nuevo y mejor año.
Así mismo, es esta época que se presenta la oportunidad de reparar, de pedir perdón a las personas que se lastimo, de arrepentirse…. ¿Pero cómo pedir una disculpa que realmente limpie el alma?
Cuando se pide una disculpa, se libera el alma, además de que se gana el mérito del perdón, con lo que se hace justicia y lo más importante, es que da la pauta para que uno sea juzgado con la misma benevolencia y compasión.
El pedir perdón puede ser uno de los atributos más grandes y más humildes que se puede hacer. Así que el pedir disculpas, actúa y beneficia directamente a la persona que lo hace.
Disculparse sinceramente es incómodo; pero hay que reconocer que aceptar el error cometido y reparar los daños causados, conduce a mejores relaciones, sin tantas complicaciones y sobretodo, sin discusiones innecesarias y justificaciones vanas. La mayoría de los grandes conflictos siempre se generan por un pequeño incidente que no se resolvió adecuadamente.
Hubo un mal entendido en la familia de Alegra. Sandra, acusó al hijo de su prima Alegra. Ella ínsita que Mateo el hijo de su prima, le había pegado a su niño. Esta mujer se apresuró y se quejó con el director del programa que asistía su pequeño, sin antes haber investigado lo que sucedió.
Nuca se dio cuenta que su hijo había fabricado una historia para justificar su mal comportamiento. La acusación precipitada de Sandra perjudicó a Mateo y lo llevó a perder un trabajo y su impecable reputación de líder juvenil.
Alegra le pidió a su esposo que era el pariente directo de la señora, que aclarara aquella situación tan desagradable. El esposo de Sandra se disculpó por haber causado problemas a Mateo y explicó que su esposa es a veces impulsiva y se deja influir fácilmente por comentarios o consejos negativos. Se comprometió a hablar con su mujer y hablarle de lo sucedido. Estaba seguro que inmediatamente ella llamaría para disculparse.
Sandra por supuesto que nunca se comunicó. Pasaron algunas semanas, Alegra y Sandra se toparon en el estacionamiento del mercado, se saludaron en un tono amable y después de platicar cortésmente, se pusieron al corriente de todos los eventos, enfermedades y condiciones de ambas familias. Unos minutos antes de despedirse, Alegra la madre del muchacho que había sido despedido su trabajo, le comentó a su prima que esperaba de todo corazón no volver a tener malos entendidos y que si surgiera algo, que por favor le hablara directamente a ella y aclarar cualquier situación.
Sin pensar, con furia y con gritos descabellados, Sandra insistía con enojo que ella tenía el derecho defender a su pequeño, sin dudar; concluyó diciendo que no deseaba tener más contacto con ella, ni volver a saber de toda su familia.
Tan fácil que hubiera sido reconocer el error, pedir una simple disculpa por lo sucedido y terminar el día en paz… y aceptar que todos nos podemos equivocar.
La Receta
Aprendiendo a pedir disculpas
Ingredientes:
- 1 taza de aceptación; reconocer que uno también se puede equivocar
- 2 cubos de valor; Fortaleza para hacer lo correcto a pesar la incomodidad
- 1 manojo de responsabilidad; conciencia de la importancia de las acciones propias
- 2 cucharadas de arrepentimiento; ganas de reparar los daños y acciones que sanen
- 1 pieza de sinceridad; humildad y apertura, compasión y respeto por los otros
- 1 pizca de consideración; poder ponerse en el lugar del otro, un ojo noble
Recomendación del chef: Reconozco que me puedo equivocar, que he lastimado posiblemente sin querer, así que tengo que en contar el valor para la disculpa de todo corazón y aclarar el mal entendió. Yo tengo la opción y el poder de arreglas esta situación.
Modo de preparación:
- Disculparse no es una debilidad todo lo contario es símbolo de valor. Tomar el primer paso por más penoso y molesto que sea es difícil más no imposible. Cuando uno reconoce que hizo mal o que puede hacer mejor, la incomodidad se desvanece y la necesidad de reparar aumenta, y la satisfacción personal se fortalece.
- Tomar responsabilidad sobre las acciones propias promueve el arrepentimiento y concilia el enojo. Admitir una disculpa sincera y sin excusas es vital para poder reparar las relaciones personales, promueve la responsabilidad, el bienestar y el auto estima, es importante sentirse bien con uno mismo.
- Un acto pequeño, una disculpa y una aclaración, pueden ser quizá las acciones más grandes e importantes que se pueden hacer. Cuando todo es igual y la situación es delicada e incómoda, lo único que diferencia a una persona de la otra es la actitud, el valor y la compasión hacia los demás. Es importante entender el dolor y respetar de los otros. .
Pedir una disculpa de corazón, beneficia más a la persona que la pide que a la que la recibe. ¡se tú la mejor persona!