En honor al atrista Philip Seymour Hoffman que murió de sobre dosis esta semana.
Hay que aprender a valorar, respetar y cuidar lo que la vida nos ofrece y nos regala. Es probable que lo que a uno crea que es estar en la gloria, a otro lo concibe como un exceso que solo logró deformar su visión.
Vivir como si no hubiera consecuencias malgastando todas las oportunidades que se presentan, especulando que siempre habrá otra ocasión, sentirse invencible, pensar que la vida está bajo el control de uno, vivir en función de satisfacciones personales, llegar a los extremos no es precisamente una manera muy exitosa de vivir.
Éxito en abundancia sin límites ni conciencia, solo lleva a la perspectiva se crea una inestabilidad emocional y personal que se dificulta el encontrar un punto de equilibrio, como consecuencia, se obtiene una existencia hueca, llena de vanas emociones, búsquedas equivocadas y se pierde el sentido de la vida.
Tanto éxito hace que el mismo exceso y el ruido del espectáculo confundan al logro grandioso, convirtiéndolo en un martirio, más que en un logro digno de compartir.
Cuantas vidas han terminado ya trágicamente, hombres influyentes, ejemplares y sobretodo extremadamente exitosos, todos, ya sea que intoxican su cuerpo llenándolo de adicciones, otros tienen oscilaciones emocionales, trabajo desequilibrado, o múltiples problemas personales contribuyen a que termines cortando su vida, y todo por no sentir el peso de su éxito y por no poder valorar sus logros.
Es verdad que no es fácil vivir bajo los ojos de una sociedad con lentes que magnifican cada evento que sucede, donde siempre se busca la última noticia, el evento más novedoso y escandaloso, sobre todo cuando se trata de personas exitosas o iconos sociales. El público se convierte en un predador, morboso, insaciable que invade continuamente la privacidad, critica severamente y hace comentarios inoportunos con falta de criterio y sensibilidad. Circunstancias difíciles de tolerar, nadie lo oculta, sin embargo cuando la persona exitosa, vive una vida balanceada y responsable, deja de luchar por sobrevivir y encuentra un lugar silencioso y privado en un mundo lleno de ruido.
No existe una excusa suficientemente buena para destruirse a sí mismo; la vida es muy valiosa. Abusar de ella y vivir como si uno fuera inmortal es igual que desperdiciarla. De hecho ¿cuál es propósito del éxito si este lleva a la locura o a la muerte?
Hay personas que logran influir y cambiar la manera de pensar o de actuar de la sociedad. Esto les da un poder que viene acompañado de mucha responsabilidad. Estas personas, queriendo o no, se convierten en modelos y ejemplos que la gente sigue y admira. ¡Qué triste que personajes con tanta influencia tiren su vida a la basura!, llenándose de adicciones y de excesos totalmente innecesarios tan sólo para evadir su responsabilidad como personas y como modelos que deberían ser. Si bien el precio de ser un ejemplo y líder es alto, la recompensa y el reconocimiento también lo son.
Hay una larga lista de personalidades famosas que han dejado un legado en la sociedad, una inspiración en el mundo del entretenimiento, y que a su vez, también han destruido y desperdiciado una vida llena de logros y éxitos que muchos sueñan y raramente pueden alcanzar.
¿Qué tan exitosas pueden ser las personas que aun teniéndolo todo, deciden perderlo?
¡Qué pena no poder valorar y sentir gratitud por lo que uno tiene y puede dar! Poder desarrollar los talentos que se poseen, llegar al corazón de la gente y lograr la admiración, más que un regalo es una gran responsabilidad.
- Tener y lograr el éxito es un regalo que el universo otorga. Hay que vivir con compromiso y responsabilidad.
- Ser una persona exitosa trae consigo responsabilidad la cual deberá ser una fuente de placer, no una carga.
- Hay que valorar el éxito que se disfruta; pensar antes de actuar, estar alerta, consiente y saber hacia dónde se quiere ir, cuando no se cuida o valora lo que se tiene, se pierde.
- Es necesario entender que el éxito es un logro personal que se obtuvo con esfuerzo y trabajo, por lo que no se debe vivir en función, al reconocimiento, las críticas o las expectativas de otros.
- Vivir pensando que el éxito es una cualidad sobrehumana que da protección y asilo permanente es quizás el error más grande que pueda haber.
«El éxito es tan valioso como las acciones correctas y la responsabilidad del comportamiento”