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No se debe de confundir la verdad con la crueldad y mucho menos con la cobardía.

Decir la verdad no significa que hay que lastimar o desanimar; mucho menos quiere decir que   que uno tiene el poder de tomar la vida por cuenta propia y decidir el veredicto final o la suerte de otro sin dar espacio a que el destino también actué.

Ser cruel, es simplemente convertirse en una persona fría, hablar de la perdida, el dolor o la enfermedad como un caso foliado que tiene número de cuenta y fecha de expiración. Crueldad es provocar dolor, ver el sufrimiento humano y no hacer nada para poderlo manejar con delicadeza. Por su parte ser cobarde, se refiera a tapar el dolor personal y cubrirse bajo el manto de los números, los resultados y olvidarse que finalmente se está hablando con un ser humano.

Probablemente un médico ínsita que su deber como profesionista sea el de decir brutalmente los resultados de los estudios que realiza. Después de todo, es un científico que tiene que ver la cruda realidad. Igualmente el director de una campaña electoral, tiene que enfrentar la perdida después de meses de trabajo y tanta inversión. Un Maestro tiene que devolver las calificaciones y dar a conocer los alumnos que no pasaron o no se podrán graduar. En fin la lista de las personas que tienen que dar noticas delicadas son muchas.

Nadie niega la realidad.  Todo lo contrario, la verdad es importante y necesaria. Esta es importante para continuar y sobre todo para tomar decisiones adecuadas. Pero si se puede discutir la manera presentar la información, ser humano, dar una perspectiva positiva y poder dar un poco de ánimo. Poder ayudar a que la persona que reciba dichas noticas, con fortaleza, para que no se quiebre y encuentre una salida con dignidad.

Los resultados médicos salieron justo como los doctores y la familia suponían que iban a salir, mal. La enfermedad estaba creciendo y el pronóstico de vida se desvanecía. Gerardo y su esposa sabían que el tratamiento médico ya no estaba haciendo resultado, Gerardo perdía peso, ánimo y su voz cada vez era más débil.

No estaban esperando buenas noticas, de hecho ya sabían que las cosas se pondrían mucho más difíciles. Tampoco se esperaban que un extraño diera los resultados.  El doctor que tenía años tratándolos, no tuvo el valor para entrar al cuarto primero para dar las noticas.

Gerardo no se estaba muriendo, tenía un buen sentido del humor, se veía bien y si uno no sabía, difícilmente se podría decir que estaba enfermo. De hecho, todavía le dieron algunas posibilidades de tratamiento, la fe y la esperanza definitivamente ya no estaban muy presentes.

No fue la enfermedad la que desanimo a Gerardo, fue la manera como le hablo el doctor la razón que perdió las fuerzas para seguir luchando por su vida.

La receta

Como devolver el ánimo

Ingredientes:

  • 1 taza de humildad; desapegarse del ego personal, reconocer que uno no sabe ni puede todo
  • 1 manojo de compasión; aprecio y comprensión de la situación
  • 1 taza de sensibilidad; respeto por los sentimientos, las circunstancias y el dolor ajeno
  • 1 cucharada de valor; encontrar las palabras adecuadas para hablar con precisión
  • 3 racimos de gentileza; palabras suaves y genuinas, bondad y afecto demostrado en el contacto visual
  • 1 chorrito de esperanza; fe, posibilidades, inspiración y fortaleza para el alma

Recomendación del chef: Hay que pensar en el otro cuando se habla. Recordar que no hay nada más valioso y más frágil que la vida humana. Hay que tratar a las personas con respeto; Hablar con prudencia y pensar cómo va a escuchar la persona la información que esta por recibir.

Modo de preparación:

  • Cada persona es responsable de lo que dice y hace; No hay verdad que justifique causar dolor ajeno. El sufrimiento emocional causado por palabras crueles e insensatas es un crimen, sobre todo cuando siempre existe la posibilidad de decir palabras que sanan e inspiran.
  • Antes de juzgar la información, valora la vida. Recordar que sin vida no hay nada, de que sirven los resultados si estos asfixian la existencia. Si los resultados logrando perder el valor de lo único que importa, la vida misma.
  • Hay que ofrecer posibilidades, alternativas y esperanza cuando uno expone noticas delicadas y difíciles de digerir. La persona que habla tiene que entender que ella solo es el medio que transmite información, el foco de atención siempre es el factor humano, la documentación siempre queda en segundo plano. Hay que ofrecer y retornar el control a los que se está incomodando.

3 acciones para animar: Hablar pensando en el futuro, mirar más allá de los simples resultados; recordar que las palabras y el ánimo, trascienden la existencia hasta del que sufre y tiene dolor.

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