Cuando usted adquiere una pieza de joyería, ¿piensa por algún momento de dónde provino la piedra o metal con el que se creó? Difícilmente analizamos lo que se nos ofrece en venta o exhibición, sin embargo, el conocimiento de la historia de los metales y piedras preciosas, o semipreciosas, forma parte de nuestra cultura, y así, podemos saber que la plata, el oro y otros metales fueron utilizados en la remota antigüedad como adornos o amuletos además de concederles un uso práctico como el de los utensilios para cocinar, comer y el de la manufactura de armas y escudos.
Todo lo que usted imagine se puede realizar en oro, claro, principalmente las alhajas que, como principio de todos los hallazgos de piedras y minerales, fue utilizado de adornos para los pobladores de muy antiguas civilizaciones. Cualquier historia fabulosa gira siempre alrededor del oro. La búsqueda de grandes y misteriosos tesoros terminan también en algo directo con él. Lo mejor de la vida se designa con alguna expresión donde tiene algo que ver el oro. Misterios, leyendas y supersticiones han ido de la mano con el descubrimiento y obtención del metal. El oro se ha convertido en hacedor de aventureros y motivador de corrupción.
En algunos lugares se cree que el oro tiene alma y al Rey Midas le fue concedido el poder de convertir en oro todo lo que tocara, ¿como castigo o como premio? Nadie escapa de la atracción que el oro ejerce en quien lo mira o posee, bien sea moneda, alhaja o lingote. Pero, ¿sabía usted que el total de toneladas de oro que se utilizan por año en el mundo, el destinado precisamente a la joyería, consume las tres cuartas partes? Un seis por ciento es usado en acuñación de monedas, un siete por ciento en odontología y el trece en diversos usos industriales.
El preciado metal es localizado en casi todos los rincones del mundo, aunque no en grandes cantidades. Los países que cuentan con mayor producción son: Indonesia, Estados Unidos de Norteamérica, Perú, Australia, Argentina y Sudáfrica. El mayor yacimiento de oro en el mundo es el de Gransberg, situado en Papúa, Indonesia. En 2011 se descubrió en Durango, México, uno de los depósitos de oro y plata más grandes del mundo, descubierto por canadienses, pero aún no explotado.
En los aluviones ricos, el oro se halla asociado con la plata, o casi puro mezclado con arena, grava y cuarzo, o en forma de pepitas, granos, escamas y hasta en polvo. A estos depósitos se les llama placeres. Otro lugar donde se encuentra es en yacimientos bajo tierra, cuya profundidad varía y al extraerlo ya no es tan fácil como recoger arena de los ríos, como sucedió con la fiebre del oro en Alaska y otros lugares.
El oro rojo se obtiene con una aleación de cobre, y el amarillo, verde o blanco, con la de plata. El puro está calificado en 24 kilates, pero cuando sufre aleación baja a 18, 14 o 12 kilates. Las monedas, por ejemplo, son aleadas con cobre en la proporción de 900 partes de oro por 100 de cobre.
Los alquimistas de la Edad Media cobraron gran fama con dos de sus obsesiones: encontrar el elixir que prolongara la vida y la piedra filosofal, es decir, la transmutación de metales para conseguir el codiciado oro. Y si nos remontamos a épocas bíblicas, el oro tiene una presencia espiritual muy importante.
Y así, el oro de nuestros antepasados y el del presente seguirá teniendo su elevado valor, tanto en lingotes o monedas como materia prima para hacer circuitos electrónicos para ordenadores o componentes de naves espaciales y aviones o para lograr las expresiones artísticas de escultores y joyeros.