-¿Saben ustedes, queridas amigas? -les pregunté a Moda y Vanidad con la intención de que parasen una discusión que habían iniciado cuando se presentaron ante mí. –¿Qué cosa? –dijeron al unísono.
-Pues les diré: el país que más me gusta es Grecia, el país de los tres mares, donde las islas del sol llenan a sus habitantes con una máxima extraña vitalidad, donde la Acrópolis nos recuerda el esplendor de la Grecia antigua, y donde los guardias de honor presidenciales nos hacen pensar que no ha transcurrido el tiempo en aquel lugar.
“La verdad -dijo Moda- todo su entorno es muy bello, Grecia es un país donde gran parte de sus pobladores son agricultores, pastores o pescadores, que se han resistido a aceptar la civilización automatizada como parte de sus vidas. Muchos de ellos prefieren mantener vigentes sus tradiciones“
“Sí, -intervino Vanidad- pero no puedo resistirme a contarte acerca de los vestidos típicos femeninos griegos que tienen gran variedad, hay dos prendas que son muy características: el chaleco largo y las hebillas circulares, muy parecidas a las búlgaras. Los bordados dorados también son muy comunes en su vestuario popular, me encanta“ –terminó diciendo Vanidad.
“Y algo muy curioso que noté -agregó Moda- es que en la indumentaria folclórica griega no encontramos vestigios de lo que fuera en tiempos remotos. Sus cuerpos, que en la antigüedad eran motivo de orgullo, tiempo después fueron cubiertos con tres o más prendas, unas más largas que otras para dejar ver los bordados de sus ribetes, ¿qué sucedió con aquellas simplísimas túnicas sólo prendidas con dos broches en los hombros?“. No es muy difícil saberlo –le contesté- pues podemos pensar que surgió el cambio cuando la Iglesia impuso las reglas morales que regirían nuestras vidas.
“Y lo curioso es –explicó Vanidad- que el vestuario que más identifica a Grecia y que ha permanecido a pesar de los años transcurridos, es el de los guardias presidenciales. Los grupos folclóricos aprovechan la originalidad de tales uniformes para realizar sus espectáculos que resultan muy vistosos al tiempo que identifican a su país. Yo lo disfruté en grande“, terminó diciendo entre risas la alegre Vanidad.