Las agresiones verbales, el uso de la violencia física y el acoso contra las personas que hablan español, se ha convertido en algo habitual en EE.UU., sobre todo desde que ocupa la presidencia de ese país Donald Trump.
Cada vez es más frecuente para los hispanohablantes ser insultados o golpeados por utilizar su idioma materno en espacios públicos o en el lugar de trabajo, o que se tengan que enfrentar a comentarios como «vuelve al país de donde viniste».
El discurso antiemigrante y racista del inquilino de la Casa Blanca ha exacerbado el resentimiento de los grupos extremistas, lo que ha generado un aumento de la violencia que puede llegar incluso a la realización de crímenes, como el cometido por Patrick Crusius en Texas, menos de una semana después de que un adolescente armado matara a tres personas en un festival de comida de California. La de Texas fue la balacera número 250 ocurrida en ese país en 2019.
En la mañana del sábado 3 de agosto de 2019 un joven blanco de 21 años, llamado Patrick Crusius, entró en una tienda de WalMart, en la ciudad fronteriza con México de El Paso y, como si reviviera una escena del peor cine del Oeste, asesinó a 22 personas, además de herir a más de una veintena.
La mayoría de los fallecidos era de origen latinoamericano, en una ciudad donde esta comunidad constituye el 80 % de la población y en la que conviven el inglés y el español por igual. Crucius salió a detener la «invasión hispana a Texas», salió a «matar tantos mexicanos como le fuera posible».
Una copia del informe del arresto de Crusius, hecha pública por The Washington Post y la agencia Associated Press, describe cómo el sospechoso bajó de su auto con las manos en alto diciendo «yo soy el atacante», cuando fue detenido por un policía cerca del lugar del crimen.
Horas antes de la masacre un documento apareció en la plataforma 8chan, un sitio de los supremacistas blancos, donde se habla de la «invasión hispana» y la «necesidad de detenerla», se trataba de un manifiesto cargado de odio, intolerancia y fanatismo.
El manifiesto comienza con una declaración de simpatía hacia el autor de los tiroteos en las mezquitas de Christchurch, Nueva Zelanda, en la que 51 personas murieron en dos ataques consecutivos en marzo.
En el documento el asesino asegura que el ataque fue una respuesta a lo que él llama «el gran remplazo», teoría racista promovida por el escritor francés Renaud Camus, según la cual el verdadero poder oculto en Europa trabaja para suplir a los blancos con inmigrantes del Medio Oriente y el norte de África.
Según Crusius expone, eso mismo ocurre en Estados Unidos, un gran complot de las élites demócratas para sustituir a los blancos por mexicanos, judíos y negros, situación que en su opinión hay que «combatir con energía».
«Si podemos deshacernos de suficientes de ellos (los emigrantes), entonces nuestra forma de vida puede ser más sustentable», indicó.
La cuenta en Twitter del supremacista autor del crimen de Texas contiene tuits que incluyen el hashtag BuildTheWall (construye el muro), frase de los seguidores del Presidente de Estados Unidos y llamados a la necesaria acción para proteger a los blancos, su idioma y sus costumbres, así como a enfrentar la «podredumbre» de los partidos demócrata y republicano, «infiltrados por mexicanos y judíos».
La comunidad latina de Estados Unidos es víctima del incremento de la violencia racista, en una sociedad enferma de odio y resentimiento, donde hablar español representa un peligro para la vida.