Cuando uno discute por tener un punto de vista distinto, una acción desigual o simplemente porque la visión y los intereses apuntan a objetivos distintos. En la mayoría de los casos la diferencia crea inconvenientes o malos entendidos que de alguna manera es importante aclarar o entender para poder continuar con la relación.

Muchas discusiones no son originadas realmente por lo que se dice, sino por lo que se escucha o por lo que uno quiere entender.

Quizás las dos partes que están en desacuerdo tienen un buen argumento, posiblemente, ambas igualmente válidos y seguramente ni si quera sean contradictorios entre sí; el problema surge cuando no se escucha el mensaje implícito y se quedan atorados en las discursos literales convirtiendo la discusión en una lucha de poder y no es un medio de comunicación efectivo.

No se puede decir que exista una realidad absoluta sin antes entender el contexto o la intención, tampoco puede ser posible que solo una de las dos personas posea toda la razón.

Generalmente la desigualdad de opinión sucede con mayor intensidad y frecuencia, entre las personas que tienen una relación afectiva que las personas que no tienen conexión alguna. ¿Por qué sucede esto? Porque el lazo emocional, afectivo y cercano hace que la perspectiva cambie, las expectativas intervengan y que las personas busquen reconocimiento y validación.

En sí, toda discusión o diferencia de opinión tiene una oportunidad de conexión más profunda, crecimiento y de aprendizaje o la posibilidad de alejamiento, ruptura y enojo causando distancia y mucho dolor. Todo dependerá de la disposición para poder escucharse, ya que en realidad es probable que ni las dos partes tengan toda la razón, ni tampoco estarán totalmente equivocados.

Hermanos, amigos, socios, esposos, todos en algún momento han tenido alguna discrepancia y un punto de vista distinto. Triste es cuando un poca sensibilidad, las relaciones se dañan permanentemente.

Dos hermanos “platicaban” de la educación de sus hijos. Uno comentaba lo limitado que se sentía en cuanto sus recursos y las oportunidades; mientras el otro solo veía que a sus sobrinos no les faltaba nada ya que todo lo que habían necesitado lo habían tenido. Ambos tenían razón, simplemente los dos tenían su punto de vista.

Uno hablaba de su frustración por no poder dar personalmente lo que sus hijos querían, mientras el otro hablaba del apoyo y la ayuda con cual los muchachos habían crecido… uno sentía impotencia y el otro sentía enojo, uno se sentía incompetente en un aspecto profundo y personal, el otro, veía el aspecto superficial y practico, los dos válidos, pero en distintos niveles, ambos ciertos y sin contraponerse.

Dos opiniones distintas en la misma situación.

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La receta
Escuchar sin juzgar

Ingredientes:

  • 1 manojo de atención; interés genuino sin interpretaciones personales
  • 2 tazas de sensibilidad; deseo de entender al otro y sentir su punto de vista
  • 1 racimo de apertura; disposición abierta y dispuesta a ceder
  • 1 cucharada de compasión; sentimiento profundo de empatía sin lastima
  • 2 piezas de integridad; respeto y responsabilidad para entender los masajes que no se ven
  • 1 sobre de madurez; reconocer la diferencia de opinión y no hacer una lucha de poder
  • 1 pizca de ganas de entender, aprender y escuchar a la persona que está hablando

Recomendación del chef: Reconozco que mi opinión es tan válida como el de la otra persona, por lo tanto tengo que escuchar, entender y aprender antes de juzgar. Para que me entiendan, debo de escuchar atentamente los mensajes que se me ven a simple vista. No me debo aferrar a mis ideas, ni tampoco puedo imponer mis convicciones.

Modo de preparación:

  1. Ser entendido y escuchado es una necesidad primordial para todo ser humano. La acción de ser oído y reconocido es la base para crear un auto estima sana y emocionalmente nutritiva. Reconocer la existencia de otro ser, aceptarlo y dejarlo fluir, no solo empodera sino que también libera y mejora la calidad de vida.
  2. Para entender al otro es vital, escucharlo desde su punto de vista. Para lograr una conexión profunda es necesario quitar el ego personal, dejar a un lado la convicción propia y escuchar el lenguaje corporal. Entender el tono de voz y la forma de hablar del otro, permite ver el pensar y sentir desde otra perspectiva.
  3. Toda opinión tiene distintos niveles de profundidad; Es importante reconocer que se puede hablar del fondo, la forma o la esencia del asunto, cada uno tiene su propia dimensión y cada persona tiene su propia percepción. No se debe de excluir, descartar o juzgar ya que esto solo limita la verdadera comprensión.

“Yo te entiendo; palabras valiosas que validan y fortalecen el alma; quieren decir te veo, te entiendo no juzgo, ni te humillo”

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