El príncipe Enrique de Prusia (1862-1929) recibía educación de un venerable profesor. Un día éste le dijo que las princesas no sólo tenían un aire de majestad real, sino que se distinguían por una gracia especial. El niño se quedó pensando y al profesor le llamó la atención la actitud de su alumno y le preguntó si se le dificultaba traducir alguna palabra. –“No, -contestó él-, sino que pienso que eso que usted dice no es cierto: príncipes y princesas no se distinguen en nada de otros niños de su edad“. El príncipe era muy popular en Alemania, y por causa de su humanidad y sus actitudes abiertas fue muy querido por los que estaban bajo sus órdenes.
La mayoría conocemos el nombre dado a ciertos sonido emitidos por los animales como el cacareo de la gallina, el ladrido del perro, el maullido o ronroneo del gato. Pero ¿recuerda usted cómo se expresan los elefantes? Su sonido es el barrido o berrido. Y algo curioso en el significado de latir: sabemos que el corazón late pero también los perros laten cuando emiten ladridos entrecortados. El pato parpa y los cochinos gruñen, pero los cochinillos guañen. Los pájaros no canoros chirrían. El búho ayea y la perdiz cuchichía. Aunque sabemos que las ovejas balan, también lo hacen los carneros, los corderos, las cabras, los ciervos y los gamos. Las cigüeñas y las grullas crotoran.