¿Qué pasa cuando la pareja tiene problemas y ninguno quiere ceder ni siquiera un poco?
Hay que aprender a negociar para conservar la relación.
Matrimonio; Este es el campo de batalla donde no hay ganadores. Son solo perdidas con heridas emocionales, las cuales, muchas veces son difíciles de sanar. Cuando la pareja es madura y entiende lo importante que es el uno para el otro, la lucha de poder solo será un pequeño obstáculo para superar los problemas de la cotidianeidad. Mientras que si la pareja tiene un poco de rasgos enfermos y más complicados, las diferencias de opinión se convierten en una sangrienta lucha violenta, donde puede llegar en casos extremos hasta a la violencia familiar.
La lucha de poder implica la confrontación de necesidades incompatibles, uno desea algo que el otro no, por lo tanto cada quien se esfuerza para imponer su deseo. No se trata de aceptarlo todo sin reclamo alguno, se debe discutir y buscar alguna solución que pueda comprometer a los dos y de alguna manera que ambas partes queden satisfechas. La pareja está obligada a negociar, si quiere subsistir y permanecer unida.
Quedarse callado mientras otro discute, no es negociar o llegar a un acuerdo positivo.
Lastimar con indiferencia, con castigos o cualquier actitud que aleje a la pareja, no es negociar tampoco.
Quedar en algún acuerdo y no cumplirlo es peor que no negociar ya que ahora además, existe el reproche y la falta de palabra.
Gritar sacando los pulmones junto con el alma, llorar, sufrir, exigir, amenazar, suplicar, etc… No son los mejores recursos que sirven para llegar a un punto de entendimiento y de paz familiar.
La pareja debe ser una aliada para alcanzar algo mejor de lo que se tiene; una pareja sana se nutre emocionalmente, coopera y encuentra una buena alternativa para un mal momento.
Iván ya no discute con su mujer, ya que el insiste que su mujer nunca le va a dar la razón, así que ya para que se molesta. Julia, por su parte ni siquiera voltea a ver a su marido, no tiene con quien hablar, el siempre callado, indiferente; Ella ya se dio por vencida después de tantos años de discusiones sin llegar a ninguna solución, el matrimonio se ha convertido en una lucha de poder espantosa.
Él no se quiere divorciar, pero tampoco hace nada por cambiar ni por nutrir su relación tan deteriorada. Ella siente que ya intento todos los recursos que conoce sin obtener ningún resultado. El dice que ella no lo entiende, ella dice que el no hace nada de lo que se compromete; el dice que esta consiente de que esta mal, pero que ella no le apoya ni le ve sus esfuerzos, ella se siente sola, defraudada y esta muy lastimada, el calla y evade la confrontación, ella quiere platicar y poner fin a la lucha de poder, donde nadie ha ganado nada y sin embargo hasta el alma se han desgarrado.
La receta
Ingredientes:
- 1 barra de tolerancia; paciencia, calma, flexibilidad y aceptación incondicional
- 2 piezas de compromiso; recordar que es una relación libre y por elección personal
- 1 taza de generosidad; gratitud y aprecio por el otro
- 1 cucharada de acercamiento; significa hacer del otro su principal prioridad
- 1 manojo de respeto; reconocer, aceptar y apreciar al otro tal y como es,
- Una pizca de ojo noble y acciones positivas; buscar y enfocarse en todo lo bueno
Recomendación del chef: Reconozco que si estoy casado o en una relación seria, tengo que ceder y hacer todo lo posible por acercarme a mi pareja, dejar la lucha de poder a un lado y buscar la manera de solucionar los problemas antes de que estos terminen con mi relación.
Modo de preparación:
- Esposos, socios, amigos, unidos con amor comprometidos por la vida. Las parejas felizmente casadas son aquellas que enriquecen sus relaciones, comparten sus experiencias, se unen en los desafíos y multiplican las alegrías.
- Hay que saber escuchar para poder entender y luego aprender a ceder. La técnica que toda pareja debe aprender es la llamada «técnica escucha-habla». En la mayoría de las parejas el problema es que al discutir tratan de encontrar soluciones antes de darse la oportunidad de decirse uno al otro lo que tienen que decir.
- Vale más la persona que sabe ceder y entender que aquella que sólo afirma y mantiene sus propias creencias. Una relación sólida consiste en tener la flexibilidad y la capacidad de aprender cuando se notan los errores, los puntos de vista distintos, las opiniones contrarias y los intereses disparejos. El orgullo solo aleja y hace que el camino a veces, no sea fácil ni placentero.
“Ceder no es perder la batalla; es aprender a ver más allá de sí mismo para vivir mejor”