Para poder sacarle el mayor provecho a las oportunidades que se nos presentan es necesario hacer las paces con que inevitablemente les va a faltar algo.
Algo le va a faltar a esa oportunidad de trabajo que tienes enfrente.
Algo le va a faltar al familiar que quieres mucho.
Algo le va a faltar a tu jefe o a tu colega.
Algo le va a faltar a tu maestro o guía.
Todo tiene “algo” que le falta.
Hay una ausencia inevitable en cada actividad y en cada relación que tenemos en nuestra vida.
Estos últimos meses he estado apoyando a varias personas que necesitan decidir entre dos o tres oportunidades profesionales y es interesante el ver como la dificultad proviene no por apreciar el lado positivo de cada una, sino por la dificultad de elegir y aceptar el “algo” que le falta a cada oportunidad.
En nuestras sesiones trabajamos en el tema de que al elegir oportunidades no solo elegimos el lado positivo sino también elegimos la “ausencia” de algo.
Cuando también consideramos el elegir lo que no tendría cada oportunidad, la selección fue realista y se pudo lograr cierta paz con lo que la oportunidad no tiene y pudo generarse emoción por lo que la oportunidad si tiene.
Nos hemos entrenado a seleccionar nuestras oportunidades y nuestras relaciones por la presencia de características positivas y por la emoción de poder disfrutar del lado positivo de cada oportunidad.
De hecho, nuestra vista se nubla por todo lo que tiene una oportunidad sin haber considerado lo que no tiene. Necesitamos practicar el elegir el lado positivo y también elegir conscientemente el “algo” que le falta a cada oportunidad.
Las dificultades, obstáculos internos y arrepentimientos existenciales nacen cuando no nos dimos la oportunidad de elegir conscientemente el “algo” que faltaba y no logramos hacer las paces con la ausencia de la oportunidad o relación que estamos eligiendo.
La selección de la ausencia de cada oportunidad podría verse como algo que va en contra del instinto que busca el placer y se aleja del dolor. Sin embargo, la selección consciente de la ausencia de una oportunidad aunado a la selección de todas sus ventajas genera una “integración” de esta oportunidad.
Lo que queremos crear y atraer a nuestras vidas son oportunidades “integradas” en donde se le pueda dar la bienvenida al lado positivo y también darle la bienvenida al “algo” que le falta de cada oportunidad.
Si el lado positivo nos emociona y el “algo” que le falta lo podemos aceptar, entonces tenemos una oportunidad “integrada” que va a poder crecer y fortalecerse.
En caso de que nos emocione el lado positivo de una oportunidad y no podamos hacer las paces con el “algo” que le falta a esa oportunidad, entonces es mejor seguir buscando más oportunidades.
Por otra parte, si te emociona el lado positivo de una oportunidad y no has podido ver “algo” que le falta, es muy posible que lo que falte es dejar que pase tiempo para poder evaluar mejor esta oportunidad y poder tomar una decisión basada en una oportunidad integrada y no en una idealización de la oportunidad.
Si puedes leer dos o tres veces estas ideas, te darás cuenta de dos principios importantes: Que tienes ahora un marco de referencia para tomar decisiones “integradas” en donde no importa lo que estés valorando, vas a poder emocionarte de lo que estás eligiendo y al mismo tiempo darle la bienvenida al “algo” que falta y de esta forma vivir oportunidades y relaciones integradas con cierta dosis de realismo y con muy buena probabilidad de que crezca y se fortalezca.
También te darás cuenta que este marco de referencia para elegir oportunidades asume que uno es el único responsable de elegir y que una parte importante de nuestro destino se desenvuelve al poder elegir el “todo” de las oportunidades o decidir no elegirlo y seguir buscando/atrayendo las oportunidades integradas para cada uno.