En tono triste, Moda relató que en contraste con el alegre y vivo vestuario de los ricos de la última mitad de la Edad Media, las clases humildes tuvieron que conformarse con el gris en sus trajes, que disimulaba lo sucio y enfatizando, agregó: “Es más fácil detener una epidemia que una nueva moda, y eso mismo sucedió con las calzas o medias. Desde que los antiguos descubrieron, gracias a mí, que los calzones largos y ajustados eran prácticos, pasó mucho tiempo para que crearan formas novedosas que los sustituyeran, hasta llegar al pantalón del siglo veinte. Sin embargo, el uso de tales medias perdura aunque ya no en el vestuario masculino, sino en el femenino”.
Vanidad, con la alegría que la caracteriza, contó que los cinturones articulados cobraron fama en esa época y, al contrario de hoy, los hombres los llevaban muy sueltos, dejándolos descansar en la cadera. “Pero hay una moda que me enloqueció –continuó diciendo Vanidad- y es la de las HOPALANDAS. Moda se inspiró en los trajes orientales para introducir esta corriente que te repito, me encantó. Esa prenda cobró fama a finales del siglo XIV y consistió en túnicas muy amplias forradas de piel con la característica de llevar mangas muy grandes que llegaban muchas veces hasta el suelo. Lo más peculiar del modelo era el corte en forma de lengüeta u hojas a todo lo ancho de las mangas. Tal modalidad fue adoptada para dejar ver las finas pieles con que forraban el indumento”.
Otra moda que imperó y que reclamé a Moda el haberla promovido, fue la que surgió para disimular el busto de las recatadas europeas. Para ello empleaban bandas muy ajustadas, lo que provocaba el abultamiento del vientre, que vino a constituir una moda un tanto antiestética. Claro que cuando hice tal reclamación a Moda, ésta se defendió diciendo que ella no influyó para nada en esa atrocidad. En fin, por su parte, los varones adoptaron los rellenos…así es: los rellenos que por un tiempo se creyó habían sido invento femenino. Vanidad me contó que aunque ella no tuvo nada que ver, los hombres de la última etapa del siglo XIV comenzaron a utilizar rellenos para abultar el tórax y los hombros. Por cierto, me doy cuenta que los rellenos en los trajes masculinos continúan usándose en forma de hombreras en sus chaquetas.
Coincido con Vanidad en su gusto por las hopalandas y por ello me incliné a diseñar estos modelos con mangas semejantes, además de un surcot con cinturón y limosnera.