Vanidad se hartó de hablar de la Edad Media calificando a los que la vivieron de “mojigatos”. Moda la reprendió diciéndole que cada uno vive su circunstancia, que de acuerdo a ella actúa y aprovechando las risas de Vanidad inició este relato: “En el siglo XVI comenzó en Italia el llamado Renacimiento, dando fin a la Edad Media y su característico estilo gótico.
Se abrió paso una nueva forma de vida, pues se terminó el sistema de trueque comercial y fue consolidado el capitalismo mercantil, promovido quizá por la fabricación y comercio de telas de seda…” Vanidad interrumpió acelerada para comentar: “No olvides decir que en ese tiempo las mujeres empezaron a gozar de los mismos derechos que los hombres, aunque no las obligaciones, ya que se cuidaron de mantener su femineidad con las consecuentes ventajas. Tampoco olvides que al avanzar el siglo se pusieron de moda nuevos trajes: las damas vistieron la GONELLA, que viene a ser una serie de vestidos superpuestos de diferentes colores, pero, eso sí, muy armonizantes, pues yo les dije…” En este punto fue Moda quien la interrumpió de tajo.
“Los hombres –empezó Moda- adoptaron el PERPUNTE, una chaqueta muy corta de raso o terciopelo provista de mangas, las cuales en ocasiones llevaron cortes que dejaban ver la camisa interior. También diseñaron una casaca con cuello volteado, generalmente de piel”.
A las señales de Vanidad para tomar la palabra, Moda, lo hizo condescendiente. “Los tocados -enfatizó alegre Vanidad- adquirieron en esa centuria grandes dimensiones y formas extravagantes, en las que yo no tuve nada que ver, pues no tengo tan mal gusto. Crearon conos, seguramente inspirados en la moda siria, que alcanzaban hasta 60 centímetros. Los adornaban con bordados, piedras, metales y un velo que desde la cúspide bajaba para tocar los hombros o la cintura.
La otra variante, que me ataca de risa, es la que consistió en dos conos con la disposición de cuernos. El Clero, por supuesto, repudiaba a tal grado este tocado que aconsejaba a los niños alejarse de toda mujer que portara el mencionado sombrero, pues, según ellos, representaba algo diabólico, por lo que ya se imaginarán las burlas que debían aguantar aquellas damas con su nueva moda…”. Vanidad
terminó su historia porque ya no aguantaba la risa.
Modelos simples, prácticos y juveniles fue lo que me propuse diseñar para disfrutar en el presente lo que ya es historia.