El retraso de la aparición de Moda y Vanidad, mis etéreas amigas, me alarmó un poco pues siempre fueron puntuales en sus citas conmigo. Pero pronto me sentí aliviada cuando las vi llegar, como siempre, con gran algarabía.
Moda empezó haciendo una comparación entre el vestuario popular alemán y el español, expresándose así: “se observa una cierta similitud española, que vemos reflejada en el uso de cuentas, lentejuelas, espejos y listones en la confección de algunos de sus vistosos tocados.
Igualmente, encontramos parecido entre los mantones españoles y los chales que lucen en sus días de fiesta las alemanas de Selva Negra, notando en este caso un toque distintivo pues hacen un ligero plisado en la parte trasera usando para ello un alfiler”.
Intervino Vanidad: “En el frente los chales son ajustados con un broche. Muchos de los trajes típicos que visten en fiestas son piezas hechas a mano con un valor incalculable, ya que son heredados de padres a hijos.
Los trajes regionales de Alemania han sufrido pocas transformaciones. Los modelos que se usan actualmente en ocasiones especiales proceden, sobre todo, del siglo XIX”.
Y haciendo un ademán con los brazos extendidos dijo: “En Hanau se colocaban como tocado un moño que en el presente sólo varió de dimensión. El tocado con pompones se usa en Gutah y también en este caso se nota sólo el cambio de tamaño”.
“Y recuerda, -dijo Moda- en Alpirsbach las damas siguen luciendo los sombreros con cuentas, como hace cien años.
Y por su parte los varones tienen los mismos elementos en sus trajes”, terminó diciendo Moda
Intervino Vanidad para agregar: “las habilidades de las abuelas se dan a conocer en las labores manuales que desarrollan tanto en los bordados de sus chalecos y blusas, como en los tocados y pañoletas para que puedan ser lucidas y admiradas por los turistas que asisten a presenciar sus festividades”.