Cuando hablamos del gaucho, nos remontamos a países de América del Sur, como Argentina, Brasil y Uruguay. Y es precisamente en Uruguay donde situamos el origen del gaucho, es decir, el hombre del pueblo del siglo XVIII dedicado a las faenas del campo. En aquella época su indumentaria consistía en calzón, chaqueta, camisa de lienzo llamada “bretaña”, botas y sombrero ya fuera “chambergo” o el “panza de burra”.
Me adelanté para dar una explicación acerca del gaucho, pero aquí llegan mis alegres y etéreas amigas con sus relatos:
“Este vestuario –comentó Vanidad- contrastaba con el de las altas esferas, quienes lucían pantalón de terciopelo negro, abierto hasta la rodilla, por donde asomaban los calzoncillos bordados rematados con flecos, una camisa con cuello y pechera también adornada, chaleco y chaqueta bordados y ornamentados con botones de oro, botas y el tradicional poncho”.
Y agregó: “Otra de las prendas características del traje gaucho lo constituye el chiripá, pieza de tela rectangular cuyo costado corto es sujetado con una faja de hilo alrededor de las caderas, haciendo pasar el resto de la tela por la entrepierna. En otras ocasiones, sólo es llevado alrededor de las caderas.
Las botas de potro usadas en el siglo XVII por la gente de campo, tanto de Uruguay como de Chile, Argentina y Perú, eran sacadas de la piel de las extremidades posteriores de burras, potros, terneras y yeguas, método que también fue utilizado por civilizaciones antiguas como la griega, la etrusca y la romana. Igualmente, de la piel de la panza del burro los uruguayos confeccionaban sus sombreros panza de burra”.
Intervino Moda para comentar: “Una de las variantes del vestuario gaucho de Uruguay es el que está integrado por pantalones muy anchos ajustados al tobillo, de nombre “bombachas”.
Generalmente los llevan con botas y en algunos casos con alpargatas. Los pantalones iban ajustados con una faja o cinto que con el tiempo adquirió algunos cambios, como los confeccionados en cuero con varios bolsillos o la llamada “guaica”, que viene a ser una especie de larga bolsa de ancho variable. El pañuelo tiene una gran importancia en el vestuario del hombre de campo uruguayo. Es cuadrado de unos 75 cms., ya sea estampado o liso de colores muy vivos y lo colocan sobre su cabeza atado a la “marinera” o a la “corsaria”, como “sereno” o como “golilla”, atado al cuello”.
“Me encanta el porte del gaucho -dijo Vanidad- siempre montado a caballo y con boleadora. Respecto a este arma de caza te contaré que su origen se remonta a las tribus autóctonas sudamericanas de la región platense de los charrúas, guaraníes, chanás y tapes. Los indígenas usaron primero una o dos piedras atadas a una cuerda. Posteriormente, los gauchos utilizaron tres piedras forradas de cuero. Las hay también de marfil y plata”.
Y en cuanto al vestuario femenino regional de Uruguay del siglo XIX –dijo Moda- “lo podemos considerar simple, pues sólo constaba de camisa o blusa de mangas cortas, falda a los tobillos de color muy vivo y rebozo. Otro estilo consistió en falda y blusa de mangas largas y una chaquetilla encima. De 1900 en adelante fueron agregados más modelos a los ya divulgados en siglos anteriores, pero siempre con la característica de la sencillez” -terminó diciendo Moda.