Moda y Vanidad, mis etéreas amigas, decidieron visitar el Caribe y lo primero que dijo Vanidad es que en Cuba no hay trajes populares tradicionales, porque a la llegada de los españoles los habitantes de la isla no habían desarrollado la cultura de cubrirse.
Intervino Moda para decir: “Adoptaron la ropa que sus esclavizadores les hicieron usar: el hombre fue vestido con burdos pantalones y camisa suelta, mientras que a la mujer le pusieron falda, blusa y pañoleta. Cuando los nativos de Cuba disminuyeron por enfermedades y excesos de trabajo, fueron sustituidos por africanos que, aunque ellos sí gozaban de un vestuario propio, a su llegada a la isla tuvieron que vestir igual que sus antecesores”.
“En aquella época, -comentó Vanidad- los conquistadores lucían los ropajes de la moda europea de verano, mismos que al desechar daban a sus esclavos. Es así como una de las prendas populares cubanas, la llamada “bata cubana”, pasó a formar parte de su vestuario de fiesta. Esta bata cubana derivó en la ropa usada por las bailarinas de rumba a principios de 1900. El compañero de la rumbera lleva la “guarachera”, camisa moteada de mangas muy anchas”, –terminó diciendo Vanidad.
A la espera de que Vanidad terminara su relato, Moda intervino para decir: “Otra indumentaria cubana es la que usan en la práctica de la Santería. Tales prendas sólo las llevan en sus ritos que, generalmente, son de origen africano, lo mismo que su vestuario. En estos ritos veneran a dioses que tienen su equivalente en los santos de la religión católica y algunas características de los dioses griegos. Babaluaye, por ejemplo, dentro del catolicismo representa a San Lázaro. Se viste con tela burda de yute y se envuelve con ramas. Baila como persona vieja y enferma”.
“Y Obbatala, -interrumpió Vanidad- el padre de todos sus dioses, nos recuerda a Júpiter, y dentro del catolicismo a la Virgen de las Mercedes. Viste siempre de blanco.
Changó –agregó- lleva las características de Marte. Es el dios del rayo, de la guerra y la sexualidad. Uno de los más poderosos. Su traje es rojo y blanco, con decoraciones simétricas que recuerdan los trajes africanos.
Oshun vendría a ser Venus. Luce traje amarillo muy vaporoso, adornándose con plumas de pavo real. Representa la sensualidad. Oggun, dios de los bosques, hace su traje con hojas de palma. Yemayá, madre de todos los dioses y diosa de los mares viste siempre de azul”.
Moda se apresuró para decir: “Los anteriores trajes que para algunos podrían ser los típicos o tradicionales de Cuba, no lo son en realidad, pues sólo se llevan para un determinado propósito que, en este caso, es el de sus ritos religiosos. Sin embargo, sí hay una prenda típica y popular cubana: se trata de la guayabera, que no sólo fue creada en Cuba sino adoptada en casi todo el Caribe.
La guayabera, -continuó Moda-, es una derivación de la camisola de origen español, amplia y ancha, la que se acomodó muy bien al trabajo del campesino cubano. Con el pasar del tiempo a alguien se le ocurrió recoger los pliegues que salían de los hombros convirtiéndolos en alforzas. Luego le colocaron bolsillos y adornaron con botones. Así se fue enriqueciendo aquel indumento campesino que, a partir de 1940, empezó a formar parte del vestuario masculino en lugar de la chaqueta”.