Es complejo vivir con alguien que tiene una personalidad desequilibrada, bipolar, extremista, conflictiva, toxica o cualquiera de sus alternativas. Vivir con una persona desquiciada, irracional que no actúa con cordura ni sensatez, que no piensa lo que dice y lastima a quien se le da la gana, hace de la vida un infierno, realmente es casi imposible y muy frustrante tener una relación con este tipo de gente.
Una persona loca (en el sentido descriptivo de la palabra, no como una enfermedad ni trastorno psicológico) torna todo su ambiente en un manicomio, ya que saca lo peor del mismo, al igual que de todos los que le rodean. Esta persona: Grita, agrede, lastima y no toma conciencia de sus acciones, esta consiente de las necesidades y las debilidades de las personas que le rodean. Pero, está completamente inconsciente de sus propias carencias.
El hecho de estar cerca de este tipo de personas, se crea un círculo vicioso de mala energía, falta de comunicación y entorpece los sentimientos, favorece los mal entendidos, la crítica y el rechazo, y por supuesto genera dolor, incomodidad y mala onda.
La pregunta lógica entonces seria ¿por qué vivir con un ser así de horrible? ¿Por qué no dejarlo, ignorarlo y abandonarlo? Por supuesto que dejarlo suena perfecto. De hecho, hasta pareciera prudente y acertado. Pero, ¿Qué tal si esa persona es tu Papá o tu Mamá o un hijo? ¿Qué tal si es tu jefe, y no puedes cambiarte de trabajo?
Entonces ya no esta tan fácil… no puedes abandonar a tu familia, ni perder tu trabajo. Lo más probable es que estas personas “difíciles” tengan también su pedazo de infierno mental, seguramente la están pasando mal. Esto no justifica que tengan el derecho de lastimar a nadie.
Entre más mal te portas, más dolor causes, mayor es la necesidad de cariño y apoyo, sobretodo de las personas que más se está lastimando.
Si estás viviendo una situación parecida o conoces a alguien que sufre de una condición similar, recuérdale que ella no es la persona que está mal, que tristemente es víctima de una persona que está enferma de dolor, soledad y frustración.
Que se hace cuando se tiene que vivir con una persona irracional que se le quiere…
1- Recuerda que nadie puede lastimar si tu no se lo permites
2- No te enganches, no juegues, ni caigas en trampas emocionales
3- Mantén una distancia saludable sin caer en el abandono o el desprecio
4- Utiliza la compasión, la bondad y la tranquilidad cuando estés cerca
5- Ten fuertes tus valores, es fácil perder el control y dejar desbocar emociones toxicas.
El reto más importante que cada quien tiene, es el poder conquistar sus impulsos sin lastimar a los demás.
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La Receta
Viviendo con gente difícil
Ingredientes:
- 1 taza de reconocimiento – aceptar la realidad con conciencia y responsabilidad
- 2 pedazos de prudencia – asertividad y compasión para actuar con límites y cautela
- 1 manojo de control – fortaleza para no actuar ni engancharse
- 1 rebanada de limites – proteger el autoestima y la salud mental propia
- 1 cucharada de actitud positiva – gratitud, esperanza y amor por todo ser humano
Recomendación del chef: Todos podemos perder el control y convertirnos en una persona difícil, así que, es mejor no juzgar, ni criticar. Concéntrate ser tu una mejor persona, deja que los otros encentren su paz.
Como se vive con gente difícil:
1- No compres problemas y las acciones ajenas. Cada persona es responsable de lo que hace y por lo tanto de sus consecuencias. Si bien complica y hace daño, también tendrá que encontrar la forma de reparar o aceptar su soledad.
2- Todos tenemos derecho de pasar por un mal momento. La vida está compuesta de una variedad de circunstancias, algunas buenas, otras desafiantes. Establecer límites y aprender a protegerte de personas difíciles, no es dejarlos de querer, es aprenderte a querer a ti.
3- Recuerda y entiende la contradicción que ellos sienten y viven: entre más afectados estén, mayor es su necesidad de apoyo, compañía y cariño. Además ellos esperan que tu sepas lo que necesitan en todo momento (incluso sin decirlo).
El verdadero valor humano radica en reconocer cuando una persona está mal y entender que si no se le puede ayudar, tampoco se le debe de confrontar y causar más dolor.