Belleza Maya
Los antiguos mayas no concebían la belleza como en el presente. Ellos creían firmemente que el estrabismo (ser bizco) era un signo de belleza y para lograrlo, a sus pequeños hijos les colgaban en el pelo un pegote que les llegaba a la mitad de las cejas, lo que hacía que alzaran siempre los ojos para ver el colgante y al final lograr su objetivo: ser bizcos.
Otro signo de belleza para ellos, según relatan los historiadores, consistía en colocar en la cabeza del recién nacido dos tablillas, una en la parte posterior e inferior y otra en la frente, las cuales era fuertemente atadas hasta que al cabo de unos días les quedaba la cabeza llana y enmolada como la lucían todos ellos. Viejas costumbres que fueron poco a poco erradicadas.
Desde que los antiguos eliminaban su barba con instrumentos filosos de piedra, han pasado milenios hasta llegar a las cut-throat razor que utilizaban los peluqueros a principios del siglo 20 y las actuales eléctricas en sus diversas variedades. Pero la pregunta está en el aire: ¿A los hombres les gusta afeitarse y lucir lampiños o sólo lo hacen por estatus social? En una encuesta llevada a cabo en Europa, la respuesta mayoritaria fue la de no desear rasurarse pues consideran que es una molestia y pérdida de tiempo. Otros piensan que la barba acrecienta su virilidad. Y por supuesto, la dejan crecer ciertos religiosos. Muchas mujeres encuestadas opinaron que si la barba tupida está bien cuidada, pueden aceptarlo, pero no el pelo ralo que aparenta dejadez y, aunque la barba crecida sea el gusto de la mayoría de varones, en el presente prevalece la moda de la barba en guerrilleros y terroristas, por lo que al decidir si pone o no sus barbas a remojar, debe pensar en las consecuencias al viajar a países con temores exacerbados o racistas.