Si México es donde están los mexicanos, la noticia es que hay país entre las avenidas Park y Madison de Manhattan, sobre la calle 39.
Afuera del Consulado nacional hay una camioneta que vende tortas, tacos, quesadillas.
Adentro hay una mochila del América, una playera de las Chivas, sillas de plástico, turnos en una pantallita, gente con cuatro copias de algún comprobante de domicilio y el bebé que llora puntual como en cada oficina donde los mexicanos nos reunimos para hacer algo muy nuestro: trámites burocráticos frente a una ventanilla.
En este edificio, donde se ofrecen servicios de salud, de asesoría financiera, de apoyo legal y tantos otros, el Cónsul mexicano en Nueva York, Diego Gómez Pickering, recibe a REFORMA en el quinto piso.
El funcionario comenta que la mayoría de los paisanos que visitan las oficinas ya tienen su vida hecha en esta ciudad y ahonda en algunas de sus inquietudes.
«Aquí se han casado, aquí han tenido a sus hijos y aquí es donde está su vida. Quieren tener mayor certidumbre, pero su propósito, sin duda, es estar aquí», comenta Gómez Pickering en entrevista.
Pareciera, de hecho, como si quienes no lo tuvieran claro fueran los mexicanos entre Tijuana y Mérida, para quienes los paisanos en Estados Unidos representan una realidad casi ajena, insondable, incluso en momentos políticos como este, con Donald Trump como Presidente.
«Yo creo que hay un gran desconocimiento en México. El mexicano de a pie, si hablamos sobre todo de Ciudad de México, desconoce, muy desafortunadamente, la realidad de los migrantes en Estados Unidos, y ese desconocimiento lleva a la falta de interés», asegura el diplomático, quien también destaca que esta situación le resulta triste.
Ante el panorama electoral mexicano, Gómez Pickering reconoce que la ciudad de Nueva York tiene conocimiento e interés por los asuntos del país.
«Queda claro, o al menos así lo externan de manera pública y a puerta cerrada los principales jugadores del sector (financiero/empresarial): México es, como ellos mismos lo denominan, una apuesta segura a largo plazo, porque los indicadores macroeconómicos, independientemente de lo que pase en una coyuntura política, no van a cambiar», afirma.
Gómez Pickering llegó al Consulado en Nueva York -que atiende y vela por los intereses de más de un millón de mexicanos entre los estados de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut- en 2016, unos meses antes de que el hombre que arrancara su campaña tachando de violadores y criminales a los paisanos fuera elegido Presidente.
A partir de entonces, el cónsul ha sido testigo de un proceso de criminalización de los migrantes y de la retórica que lo acompaña.
«Estamos viendo no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo, un incremento en la intolerancia hacia minorías, traducida en el discurso de odio y en el caso de políticas federales o estatales que llevan a una mayor criminalización de la condición migrante», afirma.
En respuesta a la postura agresiva del Mandatario estadounidense, el funcionario mexicano opta por presentarse con otra estrategia: acercarse a la comunidad local. Tras lo cual aprendió que los paisanos residentes en ambos países sostienen similitudes.
«Hay gente muy rica y gente muy pobre; hay presencia de pueblos indígenas (…) Es decir, la diversidad cultural, socioeconómica, lingüística de México se ve perfectamente reflejada en la comunidad mexicana en Estados Unidos (…) tan rica y diversa como México al sur de la frontera», remata.