Con su última novela, «Amor armado», la escritora Jennifer Clement se acerca a aquellas partes de que han hecho de las un elemento más de la vida cotidiana, así como a su tráfico hacia , problema que -considera- no se conoce lo suficiente.

«En los Estados Unidos nadie habla del tráfico de armas a México; no es tema», sentencia en una entrevista con Efe la autora mexicano-estadounidense y presidenta de PEN International.

Además de que «no se sabe nada de este problema», tampoco se hace lo suficiente para frenarlo, «porque es un gran negocio de todos los lados».

 

 

Pone como ejemplo el dato de que el tráfico ilegal de armas de EE.UU. hacia México -esas mismas armas que luego descienden por el continente, alcanzando Centroamérica y Sudamérica- beneficia a 47 % de los vendedores de armamento estadounidenses, según un estudio de la Universidad estadounidense de San Diego.

La novela relata la historia de Pearl, una adolescente que vive con su madre dentro de un coche en una zona marginal de Florida donde la presencia de las armas es muy tangible.

«Especialmente en este tipo de comunidades que retrato, el arma es una cosa básica que está en la casa. Están muy aceptadas, todo el mundo tiene armas, todos tienen muchas armas», señala la escritora, quien nació en Estados Unidos pero llegó a México, donde actualmente reside, cuando apenas tenía unos meses.

El público objetivo de estos objetos letales, valora, no deja de aumentar, especialmente por campañas de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), que han promovido, en cierta forma, un «simbolismo» alrededor de ellos.

«Ya están haciendo mucha propaganda para involucrar a las mujeres en las compras de armas. Hay campañas de publicidad donde dicen ‘No le des un anillo, dale una arma’, y están haciendo armas femeninas, de color rosa, motivos de flores o corazoncitos», comenta.

Esto a pesar de que el número de masacres en EE.UU. continúa imparable; la más reciente fue un tiroteo ocurrido esta semana en un bar de Thousand Oaks (California) que dejó 12 muertos y 25 heridos, a manos de un hombre que posteriormente se suicidó.

 

 

En lo que van de año van «más de 300 masacres», considerando como masacre aquellos eventos en los que mueren más de cuatro personas, señala Clement, quien agrega que estos duros datos no tienen repercusión en la legislación estadounidense.

«Parece que no importan las noticias. Yo no sé lo que tiene que pasar (para que se legisle al respecto)», reflexiona.

Entre los protagonistas, nacidos de su imaginación, la también autora de «The Poison that Fascinates» y «Una historia verdadera basada en mentiras» quiso incorporar la presencia de un personaje real.

La elegida fue Selena Quintanilla, una «víctima verdadera» que sufrió una «terrible tragedia», dice la escritora, haciendo referencia a la muerte de la cantante por arma de fuego cuando apenas tenía 23 años.

Al escribir «Amor armado», la prioridad de Clement fue, «casi más que la trama, el lenguaje», es decir, la parte auténticamente literaria de su «experimento».

«Para mí lo que siempre es importante es cómo llevo la luz a un lugar oscuro, lo divino donde está lo profano, la belleza a la fealdad, y la manera en que lo hago es con un lenguaje poético», argumenta.

Como presidenta de PEN International y extitular de la rama mexicana de esta organización, Clement sigue de cerca la situación de la prensa en el país latinoamericano, considerado uno de los más peligrosos para ejercer el periodismo.

 

 

Reconoce que le pareció especialmente preocupante que durante la pasada campaña presidencial -en la que salió victorioso el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, quien tomará el poder el próximo 1 de diciembre- «los candidatos no hablaron de la violencia que sufren los periodistas en México».

«A ver qué pasa ahorita con el nuevo gobierno», continúa, antes de añadir que se tiene que trabajar para que los responsables de los crímenes contra los comunicadores «lleguen a la justicia y vayan a la cárcel». EFE

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