Existen personas que pueden darle vuelta a la su fracaso casi de inmediato y encuentran nuevas posibilidades para conseguir lo que buscan, cuando las cosas no salen como esperaban. Esta actitud, sin duda es una gran virtud. Sin embargo, la mayoría de las personas antes de poder cambiar, ajustar sus acciones y enfocar su atención, se frustran, se enojan y muchas veces se dan por vencidos más rápido de lo que deberían.
La frustración y el enojo son los primeros sentimientos que surgen cuando las cosas no cumplen con las expectativas deseadas. Estas emociones paralizan la mente, obstruyen la visión y confunden a la persona, evitando que puedan reaccionar de una manera positiva y efectiva.
Desafortunadamente el fracaso es necesario si uno se propone triunfar. El fracaso es sinónimo de experiencia, de persistencia y de resistencia. Al etiquetar el esfuerzo fallido como una oportunidad para aprender, se logra cambiar la visión y se adquiere un permiso particular para poder equivocarse y fallar sin resentimiento o culpa, por lo que el fracaso se trona en un reflejo dorado bajo una luz positiva que permite añadir fortaleza para conquistar sus sueños.
El fracaso no es una condición permanente, de hecho es más prudente considerarlo como un puente transitorio que confronta las debilidades propias, las pule con el fin de corregirlas y mejorarlas. El temido fracaso es un marcador que indica los caminos recorridos que no llegaron a ningún sitio. Abre los horizontes para explorar nuevas avenidas. Más aun, el fracaso intensifica el deseo de la victoria, al punto que invita a encontrar nuevos motivos para volver a intentarlo de nuevo, hasta poder triunfar.
Bien se dice que todos los inicios son difíciles, para lograr lo que uno se propone tiene que intentarlo varias veces. Es casi imposible obtener el éxito deseado a la primera y sin equivocarse. Para que los errores sirvan de maestros, hay que aprender a escucharlos sin justificarlos, ni pelearlos.
Es de sabios reconocer que no se tienen todas las respuestas y que hay personas que tienen otras cualidades que pueden ayudar. La persona que quiere triunfar, sabe cuándo, a quien le debe de pedir ayuda y toma los consejos que le ofrecen. Lo que para uno puede ser un reto casi imposible, quizá para otro es solo una acción ordinaria que no requiere de mucho esfuerzo, por lo que su visón simplifica la complicación de uno.
Es vital transformar el fracaso en una victoria para que la vida tenga sentido. Hay que aprender a ver más allá del enojo y la frustración, tener el valor para escuchar a otros y reconocer que no es tan grave cuando uno equivoca.
El fracaso solo es una perdida cuando no se puede aprender algo de él.
La receta
Del fracaso a la victoria
Ingredientes:
- Valor- fortaleza reconocer los errores, cambiar el camino y mejorar las acciones
- Perspectiva – visión panorámica de la situación
- Determinación – insistencia y constancia para triunfar
- Confianza y Fe – convicción y seguridad personal para levantarse y luchar
- Actitud positiva – enfocar la atención en lo que se puede aprender, gratitud y alegría
Afirmación Positiva:
Voy a lograr lo que tanto deseo, puedo prosperar y voy a ver de frente a mi victoria. El fracaso no me da miedo, ni me detiene para triunfar. Tengo la fortaleza que necesito para volver a empezar. Voy a aprender de mis errores y reajustar mis acciones. Me alineo con mi deseo para conquistar mis sueños. Agradezco las enseñanzas y las posibilidades teque me llegan para conseguir el éxito que busco.
Como aprender del fracaso:
- Si haces un error no lo escondas, Enfréntalo. Reconoce donde estuvo la falla, habla con la gente que te pueda ayudar, escríbelo y dale seguimiento Reconoce quien fue el responsable y si fuiste tú, no te avergüences, aprende y supéralo.
- No temas a equivocarte, acepta el riesgo y recuerda que el éxito es tu otra posibilidad. El fallar solo mejora las posibilidades para lograr una victoria más sólida, aclara tus objetivos y fortalece tu determinación.
- El fracaso es solo un escalón más para conseguir la victoria deseada. El fracaso aclara y enseña lo que no funciona, también fortalece el carácter. Cada fracaso se llega a identificar otra cuestión que hiciste mal y te hace consiente para no repetir tus mismos errores
No hay que temerle al fracaso sino a la imposibilidad de no poder aprender las lecciones necesarias para poder triunfar. *Prohibida su reproducción total o parcial sin el permiso escrito del editor y sin citar la fuente.
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