En un día definido como «histórico», representantes de la pastoral hispana de toda la nación acudieron al Capitolio a pedir a los senadores soluciones para los DACA y TPS
Con el título «Voces proféticas – Profetic Voices», el sexto congreso «Raíces y Alas» ha inaugurado una nueva etapa en la historia de la pastoral hispana en Estados Unidos mostrando el «músculo» de un catolicismo emergente y vibrante.
En la mañana del 27 de abril, los más de 400 congresistas se dirigieron al Capitolio para una iniciativa de mediación para pedir a los representantes políticos de sus propios estados una reforma del sistema migratorio.
Esta petición surge de una de las prioridades de la pastoral hispana en las últimas décadas, la justicia social, basada en la doctrina social de la Iglesia, y no en fundamentos políticos o ideológicos.
Fue precisamente este el punto central de la rueda de prensa ofrecida a los pies del Capitolio por monseñor Mario Dorsonville, obispo auxiliar de Washington y presidente del Comité de Migraciones de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, USCCB: Esta es una iniciativa «no partidista y no ideológica», pues «hay católicos en ambos partidos».
«Se trata de salvaguardar la dignidad de las personas que, por un sistema migratorio ineficiente e injusto, viven en la oscuridad y sin poder defender sus derechos», advirtió monseñor Dorsonville. «No más promesas vacías, necesitamos ya una reforma legal de las leyes migratorias».
«Durante décadas los obispos, líderes católicos y personas de buena voluntad hemos estado pidiendo una reforma migratoria integral, que reconozca la dignidad de toda persona en la nación. El Congreso tiene el poder y la responsabilidad de responder a esta urgencia de una manera que una a ambos partidos, sin partidismos ni ideologías». «La reforma no puede esperar – advirtió –, estamos cansados de promesas incumplidas».
Junto al obispo Dorsonville intervinieron dos políticos, el republicano Dan Newhouse (Washington) y el demócrata Saul Ortiz Carbajal (California); ambos figuran entre los promotores de una reforma legal para proteger los derechos de los migrantes indocumentados que trabajan en el sector agrícola.
La mejor manera de luchar contra la migración ilegal y de garantizar la seguridad de la nación, aseguraron ambos representantes, es lograr un sistema migratorio eficiente y justo.
Profundizando en la doctrina social
En representación de la Santa Sede tomó también la palabra Emilce Cuda, secretaria de la Pontificia Comisión Para América Latina y experta en Doctrina Social de la Iglesia, quien recordó que este corpus doctrinal nació precisamente hace más de cien años gracias a la contribución del catolicismo norteamericano.
Cuda recordó enseñanzas del Papa Francisco en Fratelli Tutti, afirmando que es necesario encontrar nuevos caminos para garantizar la justicia social a sectores descartados de la sociedad, como los trabajadores en situación de ilegalidad. «Los migrantes no son turistas, son forzados a emigrar. Ese es el primer problema que hay que solucionar, que no se vean forzados a dejar sus lugares de origen».
Para Elisabeth Román, presidenta del NCCHM, la actual situación interpela de manera directa a los migrantes legales en los Estados Unidos. Ellos son, afirmó, los primeros que tienen la responsabilidad de ayudar y luchar por sus hermanos en situación de ilegalidad.
Congreso con proyección internacional
La presencia en el Congreso de varios representantes del Consejo Episcopal Latinoamericano(CELAM)y de la Santa Sede ha dado una proyección del trabajo de la pastoral hispana más allá de las fronteras. Más aún porque, además de sus propios objetivos pastorales, las conclusiones de los trabajos serán tenidas en cuenta para el sínodo sobre la sinodalidad actualmente en curso en las diócesis de todo el mundo.
Durante la presentación a los congresistas, el martes 26 de abril, monseñor Miguel Cabrejos, presidente del CELAM, anunció el establecimiento de una alianza institucional con el NCCHM para trabajar juntos por la evangelización del continente.
Destacada participación también la de Rodrigo Guerra, secretario de la Pontificia Comisión Para América Latina, quien insistió que la doctrina social de la Iglesia «no es una concepción teórica. «Nace del encuentro con Cristo, es ante todo la respuesta a una experiencia de Cristo; nace de la experiencia del pueblo recogida por los pastores, no de la teoría», señaló.