Año a año buscamos una historia especial que nos toque el corazón y nos recuerde por qué ser madre (así como también ser padre) es la condición más noble que se puede llegar a tener. Hay incontables cantidad de historias que nos inspiran y nos enseñan acerca de mujeres maravillosas que nos llenan el alma, cultivan nuestro espíritu y a las que les debemos haber llegado a ser quienes somos.

Para algunos ser madre es una condición biológica, para otros, es un derecho con mucha responsabilidad; para nosotras, es un privilegio y el regalo más grande que podemos tener.

Esta es la historia de una madre que a pesar de vivir lejos está siempre presente y dispuesta a acompañar a sus hijos aun en la distancia.

Lisa sufría inmensamente y no encontraba consuelo; su bebecita de tan sólo tres meses necesitaba ser operada de urgencia. De la noche a la mañana se había puesto delicada. Lisa la llevó al médico pensando que sería una de las enfermedades comunes que adquieren los bebés sólo para descubrir que su hija debía ser internada inmediatamente y debía pasar por una cirugía mayor.

Lisa llamó a sus hermanos para informarles lo que estaba pasando pero luego de pensar un largo rato decidió no contarle nada a su mamá hasta después de haber pasado la cirugía. Resulta que su madre vive muy lejos de ella, en Puerto Rico. Además de la distancia, batalla con su propia salud, acaba de tener múltiples cirugías, se está haciendo un tratamiento agresivo y su estado anímico varía de un momento al otro. Por eso su familia trata de evitarle malas noticias, temen preocuparla y prefieren protegerla.

El día de la operación de la bebita fue tenso, angustiante y muy difícil. La cirugía duró más de diez horas e involucró a tres especialistas. Afortunadamente, luego del largo y agobiante tiempo de espera Lisa recibió la buena noticia que la operación había sido exitosa. La bebita comenzó a recuperarse rápidamente y Lisa tenía la esperanza que con el tiempo esto se convertiría sólo en un amargo recuerdo.

Pocos días después de la cirugía Lisa se comunicó con su madre para contarle lo sucedido. La mamá se sintió feliz de que la beba estaba bien pero a la vez comenzó a llorar y le dijo a su hija: «¡Cómo me hubiera gustado haber sabido por lo que estabas pasando y haberte podido apoyar en un momento tan difícil! «

Lisa le respondió con ternura «¿Pero qué hubieras podido hacer a la distancia? ¿Qué sentido tenía preocuparte?» Fue cuando su madre le respondió: «Tú no entiendes… tú eres mi hija y no importa cuales sean las circunstancias yo quiero estar siempre junto a ti. Si bien estoy lejos físicamente te hubiera podido prestar mi oído, ser tu pañuelo de lágrimas para que descargaras tu angustia. Aunque sea, te hubiera podido acompañar con mis rezos, mi fe, mi amor y mi apoyo.»

¡No hay como el amor de una madre!
®
www.recetasparalavida.com

Receta inspirada en mi madre

Ingredientes:

  • 1 kilo de amor incondicional
  • 1 racimo de caricias
  • 3 cucharadas de confianza
  • 1 manojo de tiempo inolvidable
  • 2 gotas de ejemplo a seguir
  • 1 taza de paciencia
  • 1 pizca de risas y lágrimas
  • 1 chorrito de noches desveladas

Condimentos:
Ingenio, intuición, un gran corazón y dedicación

Modo de Preparación:

Ser Madre, el privilegio más grande de ser mujer. Dar vida, poder dejar huellas y convertirse en un ejemplo digno a seguir, es quizá el título más noble en la faz de la tierra.

Fiel y valiente como una guerrera invencible. Lucha sin parar, asegurándose que a sus hijos no les falte nada. Amiga a la cual no es necesario hablar ya que ella comprende los silencios.

Mamá es la mujer que nos regala raíces y nos ofrece alas para volar. Esa mujer, que nos hace sentir la persona más importante del mundo, que nos toma la mano y nos cubre todo el corazón.

Dedica su vida y alma entera. Sin importar su cansancio y dolor, limpia las penas y se regocija de los éxitos.

«Hay sólo una madre perfecta en este mundo, Y cada quién tiene la suerte de tenerla.»

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