De que hay relaciones complicadas y difíciles las hay; el secreto para poder vivir en harmonía es entender que tipo de relación es, aceptarla y aprender a sobrellevarla.
La suegra perfecta, así como la madrastra y la madre impositiva deberían ser mujeres que inspiren, apoyen y nutran, ya sea a la nuera, la hijastra o la hija.
La fantasía ideal sería que estas mujeres con relación tan complicada solo se presenten de visita sólo cuando fueran invitadas; dieran sus comentarios cuando fueran oportunos y siempre y cuando se los permitan. Puede ser que ganarían más puntos si ellas pudieran estar disponibles para cuidar a los nietos, pasear o hacer encargos.
Una ilusión completa seria que además tuvieran la posibilidad de tener la bolsa abierta, dispuesta a cooperar y regalar a manos llenas. Esta mujer ideal o perfecta tendría la mesa servida, hasta cuando no espera a nadie en la casa. Se viste de color neutro, tenue para no llamar la atención y no competir con su nuera o hija después de todo ella deja que la joven luzca mejor.
Esta casi diosa idealmente debería de tener una buena disposición y no compartir sus preocupaciones.
¿Acaso existirá una suegra con todas estas cualidades?
En realidad, en la vida diaria, muchas mujeres mayores optan por interferir en la relación de pareja de sus hijos. A pesar de que lo hacen con buena intención porque piensan que su consejo y experiencia puede mejorar la calidad de vida de los jóvenes. Quizás critican el modo en que la pareja está educando a sus niños o la manera de cocinar. No importa el motivo de la queja, ni siquiera importa quien tiene razón. La verdad es que estas relaciones son importantes y afectan e influyen en las relaciones familiares.
Ambas generaciones de mujeres comparten y compiten por mantener la atención y el cariño de la misma persona: el hijo o el marido.
Si bien es cierto que estas relaciones son difíciles, no son imposibles ni fantasiosas. Simplemente hay que aprender a tener claro donde se tiene que enfocar la atención, recordar que lo más importante es mantener una buena relación Ya que esto beneficia a todos.
¿Será una fantasía la posibilidad de tener una buena relación y armonía familiar? ¿Valdrá la pena dejar los guantes de box y usar los guantes de cocina y cocinar una buena receta que pueda dar paz y harmonía familiar?
Más que tener la razón, es importante cultivar una buena relación.
La receta
La suegra y madrastra perfecta
Ingredientes
- 1 frasco de prudencia; sensibilidad, astucia e inteligencia
- 1 cucharada de buena disposición; ojo noble, generosidad
- 2 barritas de respeto; reconocimiento y aceptación del carácter y los valores
- 3 gotitas de sinceridad; palabras ciertas, acciones reales
- 1 taza de atenciones; pequeños detalles que nutren
Recomendación del chef: cultivar una buena relación fortalece y beneficia a todos en la familia, cada somos responsables por lo que hacemos y decimos.
Modo de preparación
- Es necesario tener relaciones emocionalmente nutritivas sobre todo con aquellos que son importantes para nosotros. Si se logra cultivar y entender las relaciones significativas, se mejora automáticamente la calidad de la vida. Las personas más cercanas pueden ser los mejores aliados o los peores enemigos, creando un paraíso o un infierno.
- La familia es valiosa y es una fuente importante de bienestar personal. Al evitar las luchas de poder, las confrontaciones y las discusiones innecesarias la familia se convierte en un ambiente positivo, sano y poderoso. No importa que las relaciones puedan ser complicadas y difíciles, vale la pena luchar con todo el corazón por mejorar nutrir y sanar la relación familiar.
- Tener algo que ofrecer en lugar de exigir o criticar, invita a otros hacer lo mismo. Una sonrisa, un elogio, una simple atención o una palabra atenta en el momento adecuado, sazonarán cualquier relación. Ser una persona positiva y amable mejora la autoestima personal.
«La suma de las relaciones sanas y positivas, crean familias fuertes, unidas y seguras»