De las profundidades de la tierra aflora el diamante y de las profundidades del mar emergen los materiales orgánicos que en el pasado hicieron la delicia de quienes los poseían. Se trata de las conchas, caracoles y corales.
Al igual que los diamantes, las conchas y caracoles fueron utilizados como monedas para transacciones comerciales en América, las conchas naturales de color rojo se convirtieron en las de mayor valor monetario, mientras que las cuentas hechas con barro sirvieron de primitivas calculadoras.
Sin embargo, la belleza y variedad de las conchas y caracoles fueron muy estimadas por el humano para su adorno personal. Las cuentas fabricadas con caracoles y conchas llegaron a ser el ornamento preferido de los pueblos precolombinos. Eran ensartadas y combinadas con pendientes y cuentas de otros materiales formando con ellas pectorales, collares, pulseras, anillos, tocados y brazaletes.
La manufactura de las cuentas en concha implica un laborioso trabajo, pues su belleza estriba principalmente en hacer perder las características morfológicas de la concha del molusco del cual proviene. Así, podemos admirar el collar de cuentas en forma de cráneos, el de cuentas de conchas y pendientes formando patos o ranas. El collar de pendientes con cruces combinadas con columelas (colmillos), nos da muestra de la creatividad por aquellos antiguos pobladores de Mesoamérica.
En el presente, conchas y caracoles han dejado de tener valor como adorno personal, aunque sí lo tienen en la manufactura artesanal de ornamentos diversos.
El coral, otro material orgánico, se desarrolla en arrecifes y atolones a una profundidad de 3 a 300 mts., siendo el de color rojo el más valioso. La mayor producción de corales se localiza en el Mediterráneo, Islas Canarias, Malasia y Japón. El de color negro se encuentra en el norte de Australia y en el Mar Rojo. El coral recién extraído del mar carece de brillantez, por lo que es necesario pulirlo para que adquiera su característico brillo. En manos de joyeros y artesanos, el coral es transformado en cuentas para hacer collares.
El coral también posee su magia: entre los indios Zuni y Navajos de Norte América los fetiches o talismanes de coral son muy apreciados.
Tierra y mar … carbono y calcio … puestos de acuerdo para satisfacer, a veces, la tan incontrolada vanidad del ser humano.