La cocina es una buena maestra porque enseña claramente cómo actuar cuando las cosas “calientan, se complican o saben mal” y también nos da el placer de saborear y disfrutar los mejores platillos cunado se preparan y se cocinan adecuadamente.
La primera regla que cualquier cocinero aprende cuando empieza a cocinar es: si te metes a la cocina… tienes que resistir el fuego, la carilla y sobretodo hay que saber limpiar lo que se ensucia. No puedes empezar a cocinar y dejar que la receta salga bien si no estás al pendiente. Si prendes el fuego, cuidado te puedes quemar. Y si no limpias tu área de trabajo, posiblemente no puedas cocinar con facilidad y tu comida no tendrá el mejor sabor. Los ingredientes frescos siempre saben mejor y resisten un poco mejor los cambios de temperatura. Para sazonar cualquier platillo solo se requiere un poquito de especies, todo con moderación, siempre puedes poner más cuando pones poco y tienes cuidado, así que con muy poco, se puede lograr mucho.
Algo muy parecido a la vida real. Si empiezas una conversación, la debes de terminar. Si te comprometes en una relación, pues hay que cumplir con tu palabra. Si lastimas, ni hablar hay que reparar el daño y limpiar el alma de los involucrados. Si tienes pensamientos negativos, lo más probable es que todo lo que hagas o digas va a tener un tono crítico, amargo y complicado. Si confrontas, criticas o exiges, te aguantas a la opinión que vas a recibir. E igualmente, un cambio muy pequeño en tu forma de actuar puede traer resultados increíbles. Siempre hay manera de reparar las relaciones que has dañado y tú eres y serás el mejor cocinero para resolver tus problemas.
La cocina como la vida es muy versátil, hay un método específico que sirve mejor para algún platillo en especial, así como en la vida, dependiendo de la personalidad y las condiciones que tengas, la manera de actuar.
Que método utilizas para resolver/ cocinar tus problemas:
Suponiendo que tienes que cocinar tú enojo o tu frustración ¿cómo lo preparas?
Asador o parrilla – avientas el problema directo y al fuego vivo sin tratar de suavizar la situación confrontando esperando a que se resuelva la situación en su jugo y sin compasión.
Hervor o fuego lento – dejas que la cuestión o el enojo se lleguen a calentar poco a poco, echándole un poco de sazón y revolviendo todo lo que te molesta con el fin de no olvidar ni un solo detalle, y cuando hierve ni probarlo puedes por lo caliente que esta.
Horneado – mezclas todo en frio sin reproches, con mucha precisión para después meterlo al horno y esperar a que se cocine a la perfección, así esperas el tiempo necesario para que las cosas se solucionen.
Olla expess – Rapidito y sin complicaciones metes todo en una misma olla para que se cocine pronto y sin esforzarte mucho esperando que las cosas se acomoden y salgan bien sin que tu tengas mucho que hacer.
Licuadora/ batidora – eliges ingredientes sencillos y compatibles para mezclarlos juntos en un mismo tazón, asumiendo que todo es fácil y con un apretón casi instantáneo todo se acomoda y se integra.
Mezclar y congelar – tomas ingredientes para dejarlos enfriar y hasta congelarlos ya sea con indiferencia o tanto rencor que los alejas y los enfrías de tal modo que se hacen difíciles de digerir.
No importa que método te acomode mejor, de hecho, uno mismo puede elegir distintos métodos según la situación lo requiera. Lo importante es que si tú quieres aprender a cocinar tu enojo. Quizá el método más recomendable es dejarlo que se enfrié o que por lo menos llegue a tomar la temperatura ambiente y cuando este más fácil para manejar se diluya con generosidad, prudencia y un poco de conciencia. Si le agregas responsabilidad y un poco de respeto y cariño seguramente el enojo se va a diluir y en muchos casos hasta se puede disolver.
Recuerda que con agua tibia no se puede cocinar pero si se puede enfriar aquello que está muy caliente.
La cocina de la vida, tiene muchas enseñanzas solo tienes que estar al pendiente para poderlas observar y saberlas reconocer. Después de todo, el cocinero de la vida, no le da miedo experimentar, en algunos casos echar a perder y sobretodo poder transformas sus problemas en oportunidades para poder mejorar.
Recuerda que Cada situación tiene su tiempo, cada persona tiene su visión, utiliza el método que sea más noble y pueda realmente solucionar tu malestar, añade actitud positiva, perdón y la posibilidad de enfrentarse al miedo de sentirse rechazo, así, posiblemente el resultado te puede sorprender.