El miedo al fracaso, es algo temido. Es un lugar donde nadie quiere llegar. De hecho, el fracaso causa angustia y en general se trata de evitar a toda costa. Curioso que a pesar del malestar que causa, el fracaso es el componente principal para triunfar y lograr lo que uno se propone.
Hoy en día vivimos en una sociedad donde la recompensa es inmediata. Los resultados deben de ser instantáneos y las cosas deben de funcionar automáticamente. Con dichas condiciones, es muy difícil tolerar la derrota.
Las escuelas por su parte, también han creado una cultura muy peculiar respecto a cómo cuidar y tratar la auto-estima de sus alumnos. Por no lastimar a los niños, entonces no les dan calificaciones, consideran el esfuerzo, aunque el resultado sea catastrófico. Buscan elogios por cualidades superfluas y temen la crítica de los padres. Como resultado está creciendo una generación que no tolera el fracaso y el teme a experimentar por miedo a equivocarse.
Por supuesto que no tiene nada de malo encontrar las cualidades y destacarlas. Tampoco es dañino cuidar la autoestima de la gente. Lo único que está mal es temer al fracaso y no salir de la zona de confort por no querer sentir frustración.
Es importante aprender a manejar el fracaso, la frustración y vivir el dolor que causa equivocarse. De hecho, el carácter se forja con el dolor y el esfuerzo. Muchos psicólogos han encontrado que el fracaso inspira a la creatividad. Fortalece a la resiliencia (valor para volver a levantarse). Abre la perspectiva y lo más grandioso del fracaso es que trae humildad y da un sentido de aprecio muy profundo. Además, este promueve que a la persona salga de su zona de confort y pueda encontrar nuevas oportunidades donde quizá nunca se hubiera atrevido salir a buscar.
Al fracaso, no se le niega, se integra, se le invita a que aporte su lección. Hay que aceptarlo como una parte natural del proceso personal para superarse. No se trata glorificarlo, pero cuando este sucede, hay que reconocerlo y tenerle consideración.
Cuando se puede tomar el fracaso, la perdida y las equivocaciones con la fortaleza que se requiere, en lugar de recriminarse, sentir culpa y torturarse continuamente, uno cambia la perspectiva e integra esta pérdida al desarrollo personal. Entonces, el fracaso se convierte en un fiel aliado, un maestro que solo marca el camino donde ya se pasó y no ha funcionado, para poder iluminar nuevas veredas y descubrir la belleza del triunfo bien merecido.
La persona que aprende del fracaso, tarde o temprano triunfa, acepta la derrota con dignidad y se divierte en el camino. Si bien uno no busca que las cosas le salgan mal, cuando estas suceden, tampoco se tiene que espantar o retirar del juego de la vida.
El fracaso es otra forma de encontrar fuerzas para salir adelante.
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La receta
El Fracaso
Ingredientes:
- 1 pieza de aceptación – reconocer el dolor y el sufrimiento que causa el fracaso
- 1 cucharada de humildad – reconocer las limitaciones propias y actuar con prudencia
- 1 rebanada de perdón – auto compasión, tolerancia a los errores propios
- I pizca de mente abierta – balancear sentimientos negativos, sin exageraciones
- 3 gotas de ojo noble – buscar el lado bueno y encontrar la lección
Recomendación del chef: No le tengas miedo a fracasar, porque el mismo miedo te va a impedir progresar. Hay que tratar de mil maneras hasta conseguir el objetivo que se busca.
Lecciones del fracaso:
1. No pasa nada cuando uno se equivoca. No hay que buscar la perfección y vivir sin errores, solo hay que tener la fortaleza para aprender cuando uno se equivoca. Aceptar el fracaso y buscar una nueva manera para llegar a donde se desea.
2. Es importante aprender a manejar situaciones incomodas para que uno se pueda superar. Si te equivocas, no lo niegues. Enfrenta los errores, estúdialos e intégralos a tus pensamientos. Las sorpresas y los errores ayudan a solucionar mejor los problemas y aumentan tu creatividad.
No hay culpa, ni resentimiento, de hecho, el fracaso solo acerca un paso más cerca de encontrar lo que buscas, ya sabes lo que no funciona.
El fracaso y los errores solo son recordatorios que invitan a que la creatividad se desarrolle mejor.