Se puede fácilmente dividir a las personas en dos grandes grupos, los que luchan y hacen todo lo que necesitan hacer para conseguir lo que necesitan y los que no lo hacen. El primer tipo de personas dirigen su atención para optimizar soluciones concretas que les darán los resultados que les permite vivir en un estado de desarrollo óptimo, abundancia y satisfacción. Por otro lado, en el segundo grupo, se encuentran aquellos individuos que hallan una y mil explicaciones con excusas validas e invalidas que justifican sus acciones o la falta de estas. Así este grupo de personas es bastante más apática, conformista. El miedo y la inseguridad les impiden liberarse para poder vivir en plenitud.
El primer tipo de personas por supuesto se encuentran seres interconectados a su medio, los cuales tienen relaciones auténticas y generalmente tienen un nivel alto de energía. Estas personas poseen muy claro el sentido de límites, por lo que saben lo que deben hacer, así como cuando es el momento oportuno para hacerlo, no pierden su tiempo en proyectos que no tienen resultados.
El segundo grupo de personas, son gentes que cubren su miedo con pretextos, distraen sus inseguridades o complejos con justificaciones elaboradas y con una pasividad tal, que solo logran alimentar su desconexión hasta con las personas que más quieren.
Hay situaciones en donde uno se siete cómodo y por lo mismo es eficiente y exitoso. Pero también, esa misma persona en otros ámbitos se puede sentir desprotegido o incompetente y por lo mismo utilice algún tipo de pretextos para no hacer aquello que le incomoda o le da miedo. Así que puedes ser determinado y exitoso y al mismo tiempo tener miedos y poner excusas.
Cuando uno siente que las justificaciones son mayores que los resultados será conveniente reflexionar y hacer las siguientes preguntas:
¿Qué estoy evitando? ¿Qué es lo peor que podría pasar si hago, digo o me atrevo? ¿A que le tengo temor? ¿Por qué no encuentro el tiempo para hacer lo que necesito?
Las excusas sirven como licencia, justifican racionalmente el miedo, la incomodidad y la falta de acción. En ocasiones pueden ser tan sofisticadas que parecieran ser legítimas y suficientes razones para apoyar la falta del quehacer.
En realidad las excusas son pretextos que impiden el desarrollo personal y generalmente lastiman las relaciones implicadas. Estas, minimizan la responsabilidad y fomentan el miedo al fracaso, al rechazo y sobre todo son la causa más importante para limitar el éxito en cualquier situación que apunten.
A pesar de que las excusas, pueden en un principio diluir la incomodidad y disfrazar el miedo, estas finalmente terminan creando sentimientos de culpabilidad y conduciendo a problemas mayores de la incomodidad o el miedo inicial. Los pretextos no son sanos, generalmente terminan adormeciendo a la persona que los utiliza con frecuencia. Las evasivas paralizan la toma de decisiones para progresar en el trabajo, otras, evitan la confrontación con los problemas familiares o personales y otros terminan lastimando más relaciones íntimas.
No hay una excusa suficientemente válida para dejar de acercarse, apoyar o hacer sentir mejor a una persona que sufre y mucho menos todavía no se ha descubierto una justificación válida para no luchar por lo que de verdad se quiere.
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La receta
Arráncate las excusas
Ingredientes
- 2 tazas de responsabilidad- reconocer que hay un compromiso y una obligación moral con la vida
- 1 manojo de valor- fortaleza para tomar acciones difíciles u incomodas
- 1 pieza de iniciativa- determinación para iniciar las acciones necesarias
- 2 cucharadas de buena disposición – dirigir la atención a los aspectos positivos para lograr objetivos
- 1 pizca de confianza- visualizar el beneficio y la oportunidad para crecer, dar o triunfar
Recomendación del chef: No voy a poner excusas para seguir justificando mi falta de valor, mis miedos o mi comodidad. Hoy estoy decidido a ser una persona valiente y a enfrentar mi realidad yo soy responsable de mis actos, mis pensamientos y mis relaciones.
Como dejar de poner excusas:
1. Atrévete a dejar tus miedos y pretextos. Las personas que tratan de evitar el dolor, también evitan las satisfacciones y los placeres que trae el éxito cuando se hace lo que se necesita.
2. Enfócate en lo positivo de la situación. Visualiza las ganancias, ubica en un contexto concreto las posibilidades y busca las formas efectivas para conseguir tus objetivos ya sean personales o para ayudar a otra persona.
3. Usa tu poder para sobreponerte a las excusas que te haz creado. Recupera tu poder de decisión, de acción y de pensamiento, utiliza tu libre albedrio, modela tu destino y crea una vida con un buen sabor.
Solo el que se atreve a dejar las excusas encuentra aquello que cree que es un imposible