Moda y Vanidad, mis etéreas amigas regresaron de un largo viaje por España y llegaron tan alegres atropellándose al hablar que ni podía entender lo que decían. Así es que las calmé y logré que sólo hablara Moda:
“Te cuento que hay una gran variedad de trajes populares en España, pues cada región adoptó un traje diferente y tan distintos unos de otros que parecen pertenecer a países muy distantes.
En Montehermoso, allá en Extremadura, me sorprendió el traje que visten las mujeres en sus celebraciones pues aparentemente se trata de un conjunto formado por la esclavina, llamada dengue y una falda muy amplia… pero no… debajo de esa falda llevan una serie de refajos de diferentes colores, los que hacen exagerado el volumen de la misma.
El sombrero que lucen es de lo más lujoso y complicado. Está adornado con cordones, cintas, botones, estambres y espejos.
Por cierto que las graciosas montehermoseñas usan los espejos que lleva la amiga o compañera en su tocado, para ver su imagen reflejada mientras gozan de una amena charla”. Me dirigí a Vanidad para expresarle con cierta burla: ¡seguro que esa fue tu idea Vanidad!
Vanidad, sin replicar, pero con cara de nostalgia intervino para decir: “En Ávila recordé que en tiempos muy remotos admiré la originalidad y uso que hacían las lugareñas de sus dos faldas sobrepuestas.
Las confeccionaban en paño oscuro y acostumbraban levantar la parte trasera hasta la cabeza para cubrirla, sirviendo de abrigo o, para cargar algunas cosas si levantaban la parte delantera. Complementaban el vestuario con una blusa, un chal y un delantal. En esta nueva visita no encontré en uso este tipo de indumentaria, pero quiero que veas lo que ahora lucen”, terminó diciendo Vanidad.
Intervino Moda para comentar: “En cuanto al vestuario masculino, éste consta de camisa, chaleco y pantalón. El chaleco va provisto de solapas profusamente bordadas y una serie de botones de plata. La botonadura se repite en el corto pantalón rematándolo con borlas colgantes”.
Vanidad intervino de inmediato para decir: “En Ochagavía, Navarra, son muy populares los trajes de agua que manejan la fórmula de dos faldas sobrepuestas con una de ellas echada sobre la cabeza. Los amplios tableados le dan un toque original y armonioso.
Pero antes de dejar este relato para nuestra próxima visita, te dejo la imagen del traje típico madrileño que data del siglo XIX pero continúa con sus mismos elementos, sin olvidar el famoso mantón de Manila confeccionado en seda y profusamente bordado”. Y diciendo esto Vanidad, las dos se marcharon con un ademán de manos.