MODELOS ACUCHILLADOS
Reinas y escritoras cobraron fama en la Europa del siglo XVI, y gracias a ellas las modas que imponían en sus respectivos países se divulgaban con más rapidez que en el siglo precedente, merced a los grabados. Uno de los trajes masculinos que se difundió con prontitud fue el llamado landsknecht, usado por los mercenarios alemanes y adoptado por franceses e ingleses. Estos trajes, con cortes que simulaban cuchilladas o navajazos, daban a veces la impresión de estar confeccionados a base de listones, ya que por las partes cortadas se dejaba ver la prenda interior. Recordé tal moda cuando supe que en Dinamarca y Suecia se empezaron a poner de «moda» los cortes, pero no en los trajes sino en la piel de jovencitas experimentando así un dolor fuerte que, según dicen, contrarresta el desaliento de vivir. Moda cruel que, según psiquiatras europeos, afecta a una de cuatro adolescentes que asisten a la escuela. Llegamos al 2016 y nuevamente de moda los pantaloes rotos están de moda.
Los diseñadores mundiales de la moda son admirados como seres envueltos siempre por un halo de creatividad y glamour, cuyas manos están llenas de las riquezas que florecen a su alrededor. Industrias millonarias de perfumes, telas, impresos, relaciones publicas, publicidad, talleres, todo ello bajo la mirada de los «genios» de la moda. Lyam Iliad, de la noche a la mañana se convirtió en uno ellos: con cabeza afeitada, barba postiza, biografía impresionante, agencia de relaciones pública que anunció con gran postín su desfile de modas y por ende, corrieron las invitaciones a lo más estacado de la sociedad, pero lo que hallaron los «afortunados invitados» fue una simple colección de ropa en blanco, rojo y negro, adquirída en los mercados de segunda mano de Londres. El tal Lyam sólo era el periodista de un tabloide londinense que quiso demostrar lo fácil que es engañar a los que están dispuestos a derrochar su dinero.