El gusto en el vestir no siempre ha sido decisión personal. A lo largo de siglos hubo infinidad de prohibiciones e imposiciones, bien por causas religiosas o por voluntad de gobernantes, como en la época de Napoleón, cuando el Imperio vivió un lujo tan desmedido que las damas de la corte eran obligadas a lucir una espléndida tiara en las fiestas de gala. Este adorno lleva una larga historia encabezada por los egipcios, quienes decoraban sus momias reales con coloridas tiaras. Los griegos las colocaban en la cabeza de sus héroes atléticos, mientras que para los romanos fue símbolo de grandeza. En Francia creció la industria haciéndose famosa la firma Chaumet, fundada en 1780 por Marie-Etienne Nitot. Las suntuosas tiaras se convirtieron en modestas diademas para uso común y a principios del siglo XX se hicieron necesarias entre las jóvenes solteras, pues indicaban su estado civil. Avanzado ese siglo, los hippies usaron bandas tejidas o flores, semejando las antiguas tiaras.
CHISTERAS A LA MODA
El sombrero de copa nació hace más de 200 años en Inglaterra. Tuvo tanto éxito que todavía en 1936 Fred Astaire popularizó la obra musical Top Hat, donde lucía tan elegante sombrero. Una variante de la antigua chistera fue la que, montada sobre muelles, se podía plegar y aplanar llamada clac, como en su tiempo lo hiciera María Antonieta con sus enormes sombreros. Este procedimiento fue muy útil en las funciones de ópera y su nombre se debe al sonido peculiar que hacía al plegarse. El clac está en desuso, pero las chisteras aún se pueden ver en celebraciones matutinas de la realeza europea sobre todo en las carreras de caballos de Ascot. Los diseñadores que buscan inspiración en modas pasadas han encontrado ahora en la chistera su fuente de creatividad: chisteras unisex con el toque inglés característico complementado con un vestuario también retro. Los magos actuales esconden sus chisteras temerosos de que sus secretos sean descubiertos.