No conseguir el trabajo que tanto quieres, perder a un ser querido, no tener suficiente dinero, no poder comprar lo que quieres, divorciarse, perder dinero por un mal negocio, tener el cuerpo que no te gusta, vivir sin amor o no encontrar el amor de tu vida, no tener coche o no poder viajar, perder la oportunidad que creías te iba a cambiar tu vida…en fin, ¿algún día has sentido aluna sensación similar, en donde hagas lo que haces las cosas simplemente no se dan?

Cuando uno siente que la vida se está perdiendo, qué a pesar de que uno se esfuerza y hace todo lo posible para que las cosas le salgan bien, nada se da como uno espera. Hasta pareciera que lo están castigando a uno. Sin querer, se comienza a vivir con una carga pesada de resentimiento, culpa y mucha tristeza la cual finalmente se convierte en enojo, amargura y frustración.

Son varios los estudios del comportamiento humano que han demostrado que dentro de los sentimientos más comunes que las personas describen tener cuando la vida no es lo que uno quiere, es que se sienten víctimas de sus circunstancias, pierden el poder para confrontar su responsabilidad, se justifican, se dan lastima y dejan de tener fe, muchos de comparan y se sienten infelices.

Es una realidad, la vida tiene situaciones difíciles, dolorosas e incomodas, así como también tiene momentos gratos, alegrías y felices. Tanto lo bueno como lo malo. Todo pasa, nada es eterno y además, ambas son condiciones inevitables de la vida.

La cuestión no es quien tiene malas rachas, ya que toda persona tendrá sus momentos. Entonces la pregunta es ¿Qué vas hacer para salir cuando estas te lleguen?

A lo mejor, hoy estas pasando por una época difícil, es posible que las cosas no se están dando y de alguna manera tienes que aguantar situaciones incomodas o difíciles. Probablemente tendrás que cambiar la dirección de tu vida. Pero también puede ser que a pesar de que sientes que tu vida está fatal y que no hay nada bueno para ti, pudiera ser que no es así de mala como la pintas.

Vivir de expectativas, es nutrirse de frustraciones y dejar de ver lo que se tiene.

La mayoría de las personas que tienen una mala racha tienden a generalizar su vida, utilizando palabras como SIEMPRE me va mal, NUNCA me salen las cosas, etc… Quizá una manera más efectiva de pensar seria: últimamente las cosas me están costando trabajo, hay días en que siento que todo me sale mal. Así, uno se da la oportunidad de quitarse el hechizo que uno mismo se dio.

Es importante recordar que las cosas suceden y la única opción que uno tiene es seguir adelante encontrando nuevas alternativas. Empezar cada nuevo día, esperando ver otra oportunidad. Buscar en el amanecer la fuerza para luchar para salir adelante. Después de todo, si estas despierto, quiere decir que estas vivo. Tienes que encontrar una razón para seguir a pesar de tu decepción.

No te pierdas en tu pena.

LA RECETA

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Fortaleza para vivir

recetas-titulo2INGREDIENTES

  • 1 taza de aceptación – reconoce tus sentimientos y valídalos no los pelees
  • 1 racimo de determinación – acción para tomar decisiones efectivas
  • 2 piezas de fortaleza – poder interno para reponerse ante el dolor y la frustración
  • 1 frasco de gentileza – compasión, permiso para tratarse con cariño y comprensión
  • 2 cucharadas de gratitud – agradecer lo poco que si se tiene y valorarlo con amor

RECOMENDACIÓN DEL CHEF

Uno siempre puede diluir el malestar, a pesar de que el dolor y la frustración son inevitables, se puede encontrar una pequeña razón para cambiar el foco de atención y sentir paz.

COMO SE ENCUENTRA UNA RAZÓN PARA VIVIR CUNADO TODO SALE MAL

  1. Se necesita valor para aceptar y sobrepasar el dolor y la frustración. Claro que se vale sentir desanimo, incomodidad y tristeza. Validar estos sentimientos sin pelea facilita el proceso para salir adelante. Si las cosas no se dieron, puedes sentirte defraudado.
  2. Recuerda que todo en esta vida pasa y se acaba. Nada dura para siempre, tanto lo bueno como lo malo se diluye y después se disuelve, el secreto es poder reconocer, resistir y sobrepasar la incomodidad y disfrutar la felicidad y además aprender a balancearlos.
  3. Uno aguanta más de lo que cree. Cuando uno trata con el dolor y la frustración, descubre que uno tiene más fortaleza y valor de lo que creía. Simplemente hay que aprender a ejercitar la fuerza de voluntad y la resistencia.

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