Hace poco más de un siglo, el 8 de marzo de 1908, mujeres cansadas de la explotación laboral y la desigualdad levantaron su voz en una huelga que recordamos hasta el día de hoy. En esta exigieron un salario justo e igual al de los hombres, así como la reducción de la jornada laboral a 10 horas de trabajo. En la actualidad, gracias a la valentía de ellas, hay más mujeres exigiendo que se respeten sus derechos y que exista la igualdad de género.

Hoy somos más mujeres las que luchamos para que sepan reconocer nuestra voz. Nuestra sociedad le ha otorgado un alto valor a la belleza, sin embargo, muchas de nosotras hemos desaprendido este resignificando nuestro valor como personas, como mujeres. En el mundo laboral no nos salvamos de este juicio, es triste saber que la mujer hoy en día es calificada por sus características físicas. Como sea que lo veamos, la mujer está siendo desvalorada y su importancia está en su cuerpo y rostro. Se han normalizado comentarios como “científica joven y bella”, haciendo más énfasis en las cualidades físicas que en las habilidades, competencias, destrezas o talentos de la mujer.

Podemos confirmar que la fijación en lo estético lleva a las mujeres a una insatisfacción corporal e incluso a ser más vulnerables a desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria. Aquí las características más sobresalientes del padecimiento son el rechazo al propio cuerpo y a la figura femenina en general. La insatisfacción corporal ocurre cuando la mujer concluye que su cuerpo discrepa del ideal propuesto en el medio que la rodea.

Todo el tiempo las mujeres están sujetas a comparaciones y esto sucede desde que somos muy chicas. Las niñas aprenden que existe algo malo con su cuerpo y que no deben de sentirse a gusto con él, por el contrario, deben sentir vergüenza y comenzar a hacer todo para modificarlo, privándose de la aceptación y amor por él.

La vida contemporánea ha transformado el cuerpo en un objeto de creciente interés, convirtiéndolo en un instrumento para cumplir nuestras metas, como un objeto que pueda ser usado para complacer la vista. Por eso, este 8 de marzo te invitamos a que desprendas este juicio impuesto por la sociedad, tu valor no está en lo estético y el valor de los demás tampoco. Concienticémonos unas a otras y aprendamos a retener cualquier comentario bueno o malo tanto del cuerpo ajeno como del nuestro.

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