ha dado un paso atrás al avanzar en la de la y alejarse de un enfoque basado en derechos humanos, denunciaron al unísono el viernes la ONU y otras entidades nacionales e internacionales, mientras en México los críticos con esta medida preparan recursos para combatirla en los tribunales.

Las organizaciones coincidieron en lamentar los cambios legales aprobados por el Senado durante la madrugada que dejan a la bajo mando militar a pesar de que ese cuerpo creado en 2019 se puso en marcha, precisamente, para tener una renovada fuerza civil que permitiera que los militares fueran poco a poco dejando las labores policiales y regresaran a los cuarteles.

Pero tres años después, la Guardia, que ya estaba integrada en un 80% por miembros del ejército y la marina, queda ahora controlada operativa y administrativamente por el Secretario de la Defensa, algo que la Alta Comisionada interina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Nada Al-Nashif, calificó como un retroceso en seguridad pública que implica dejar a México sin una fuerza policial civil nacional con la cual enfrentar la persistente violencia.

Distintas entidades llevan más de una década alertando de los peligros de la militarización de las labores policiales con el argumento de que las fuerzas armadas no están entrenadas para esos fines y no tienen sistemas de rendición de cuentas adecuados en casos de abusos, por lo que si comenten algún crimen suele imperar la impunidad, según los críticos.

Sin embargo, el gobierno actual ha decidido mantener a los militares en esas tareas, tanto con la ley que quedó definitivamente aprobada el viernes como con su intención de prolongar la labor de las fuerzas armadas en seguridad pública más allá de 2024, como establece la Constitución ahora.

El presidente Andrés Manuel López Obrador celebró el visto bueno del Congreso a su plan pero advirtió que la Guardia Nacional debe cuidarse para que no se caiga en el mismo error que se padeció con la llamada ˜Policía Federal Preventiva™ que se pudrió.

La Policía Federal fue disuelta en 2019 al ser considerada muy corrupta. Algunos de sus elementos se integraron a la Guardia Nacional.

Con las nuevas leyes, este cuerpo, además de depender del jefe del ejército, tendrá más atribuciones de investigación e inteligencia y estará cobijado bajo la justicia militar.

Tanto organizaciones civiles como miembros de los partidos de oposición ya han anunciado que recurrirán a las leyes ante la Suprema Corte de Justicia por inconstitucionales ya que la Carta Magna mexicana se reformó en 2019 precisamente para garantizar el carácter civil de la guardia.

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