Subirse a la nave New Shepard no está al alcance de cualquiera, ni de cualquier bolsillo. Este verano sólo seis privilegiados tendrán la suerte de poder ser los primeros turistas espaciales de la historia viajando con Blue Origin, la compañía del fundador de Amazon, Jeff Bezos.

Subirán hasta los 100 kilómetros de la atmósfera terrestre y allí experimentarán la ingravidez durante un minuto. Luego regresarán a nuestro planeta. En total, 10 minutos de travesía que no resultan precisamente baratos. Unos 200.000 euros de entrada son necesarios para sentirse astronauta por un día, un lujo que no está al alcance de cualquier turista espacial.

Además del gran desembolso inicial, para formar parte de esta misión hay que demostrar algo más que la cuenta bancaria. Habilidades como la rapidez y los reflejos serán imprescindibles, además de una buena forma física ya que una de las pruebas será subir una torre de lanzamiento en menos de 90 segundos. También habrá que saber idiomas. En mitad de todas las instrucciones desde control serán en inglés, así que será mejor no maquillar el currículum.

Tampoco podrá subirse a bordo si mide menos de 1’52 o más de 1’93. Los extremos están descartados. El candidato ideal debe pesar entre los 50 y los 101 kilos. Toda una lista de requisitos que se suman a un precio, ya de por sí, desorbitado.

Blue Origin completó con éxito en abril el ensayo de vuelo número 15 de su cápsula tripulable y reutilizable New Shepard, diseñada para realizar vuelos surborbitales con clientes a bordo.

La misión marcó un paso de verificación informó la compañía que preside Jeff Bezos, fundador de Amazon y el hombre más rico del planeta. Por primera vez, personal de Blue Origin accedió a la cápsula New Shepard como si fueran astronautas que se acomodaban para el lanzamiento, aunque a bordo solo permaneció un maniquí durante el vuelo. La cápsula tiene capacidad para seis tripulantes.

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