¿Qué es la depresión y cuáles son los síntomas de depresión?

La depresión es un trastorno del estado de ánimo y los siguientes con síntomas de depresión:

  • Humor depresivo: Sentirse, triste, vacío, desesperanzado, irritable.
  • Disminución del interés y la capacidad de sentir placer en las actividades diarias
  • Pérdida o aumento significativo del apetito
  • Insomnio (no poder conciliar el sueño) o hipersomnia (dormir mucho)
  • Fatiga y o pérdida de energía
  • Agitación y/o  poca coordinación, rigidez y lentitud para moverse y responder
  • Sentimiento de inutilidad y culpa: ver hacia el pasado y sentir que nada ha valido la pena
  • Indecisión, disminución en la habilidad de concentrarse, no hay metas ni objetivos significativos hacia el futuro   
  • Pensamientos recurrentes de: muerte, ideación suicida sin planeación o intento suicidas.

No tienes que tener todos estos para estar deprimidos, el Manual Estadístico de Diagnóstico, DSMV (American Psychiatric Association, 2013) califica como depresión el tener por lo menos 5 de estos con una duración de más de dos semanas.  

No obstante, cualquiera de estos síntomas aislado puede provocar gran sufrimiento en la persona y es digno de atención aun y cuando no estén los demás presentes.

Podríamos imaginar a una persona con depresión decaída, arrastrando los pies, sin energía, etc.  Sin embargo, la depresión no siempre aparece así.

Mi amiga Eli, es una de las personas que más admiro; siempre entusiasta, energética, con miles de planes y proyectos. 

Nuestros hijos coinciden en edades con diferencia de meses. 

En el nacimiento de mi segundo hijo, Eli llegó a visitarme.  Había cruzado toda la ciudad con un bebé de tres meses y un niño de dos años. 

Llegó con regalo para mi bebé y masa de galletas preparada por ella misma  para que los grandes (de dos años) se entretuvieran.  Yo apenas había podido bañarme y con grandes esfuerzos, vestirme a mí y a mis dos hijos con algo que no estuviera pintado o manchado. 

Yo la veía estupefacta mientras tomaba una llamada de trabajo al mismo tiempo que limpiaba el vómito de su bebé y les enseñaba a hacer galletas.  Incluso llevó a los niños al jardín a jugar mientras yo le contemplaba el sueño a los bebés. 

Imaginen mi sorpresa cuando tiempo después me confesó que en ese momento estaba en el pico más grande de su depresión. 

Varios tipos de depresión son altamente funcionales y he ahí el peligro. 

 

Normalmente no buscamos ayuda por que no reconocemos los síntomas de la depresión.

Las personas no buscan ayuda, pues no saben que están deprimidos y los demás los ven funcionando óptimamente por lo que la depresión pasa inadvertida. 

La depresión más conocida es el cuadro de depresión mayor aguda, que es la que describí al principio, sin embargo otros tipos como la depresión crónica, la distimia y la depresión post parto pueden pasar desapercibidas. 

Es importante reconocer las señales que nos indican que existe un cuadro depresivo, aun cuando veamos a la persona activa y desempeñándose con energía.

Podemos sospechar de una depresión funcional si reconocemos los siguientes síntomas de depresión:

  • Dificultad para experimentar gozo en ninguna forma. No hay placer en las actividades, en el trabajo, ni en las relaciones con otros. 
  • Uno de los síntomas de depresión importantes es que las personas son extremadamente críticos con ellos y con los demás y tienen constantes dudas sobre sí mismos y sobre las decisiones que toman.
  • Aunque no sea aparente, hay disminución de energía. Pueden reportar funcionar como robots, zombies o en automático, cumpliendo perfectamente con todas las obligaciones: cambiar pañales, asistiendo a juntas, negociando presupuestos. Hacen todo esto sintiendo que están huecos, sin vinculación con otros, sin emocionalidad o con un estado de ansiedad constante.
  • Otro de los síntomas de depresión importantes es que las personas pueden explotar a la menor provocación o reportar gran ansiedad por cosas que a los otros les puede resultar insignificantes.  Este es un foco rojo que hay que atender, en vez de criticar, como a veces sucede.  Eli me comenta que a una persona cercana a ella todo el mundo la tachaba de “histérica” y “inaguantable” y nadie podía ver lo que estaba detrás de eso.  Afortunadamente, ella que había pasado por lo mismo, pudo detectarlo, así que la contactó y le compartió su experiencia alentándola a que pidiera ayuda.
  • Se refugian más de lo usual en el alcohol, las drogas, el internet, el juego, etc.  Pueden desarrollar trastornos alimenticios, o adicciones en un intento de lidiar con su depresión.
  • Perfeccionismo y exigencia por manejar varias cosas al mismo tiempo, dando como resultado una incapacidad de parar y descansar.  Es en estos momentos de quietud cuando son asaltados por los pensamientos y emociones abrumadores.  En palabras de Eli: “No me podía quedar tranquila porque no sabía qué hacer con ese monstruo que tenía dentro”.
  • Para ellos es insoportable verse a sí mismos, así que enfocan toda su atención  al exterior por lo que aparecen como personas generosa y divertidas.  Robin Williams lo describió muy bien cuando dijo: “Creo que las personas que han experimentado las mayores tristezas son las que siempre se esfuerzan más en hacer felices a otros; porque ellos saben en carne propia lo que es sentirse desolados y abatidos, y no quieren que nadie más se sienta así”.

¿Por qué a mí? ¿Qué estoy haciendo mal? ¿Por qué yo estoy viviendo estos síntomas de depresión?

Esta es la pregunta que nos hacemos cuando estamos deprimidos y es importante que tengamos en cuenta que no es algo que nos hayamos causado con nuestros “pensamientos negativos” como mucha literatura reduccionista puede asegurar. 

Si bien el cuestionar y replantear ciertas tendencias mentales puede formar parte del camino de salida, estas no desencadenan por sí mismas la depresión, en la cual intervienen factores cómo propensión genética; química cerebral; factores ambientales y de estilo de vida, como puede ser un ambiente violento o estresante; y/o tener una pérdida con un duelo no resuelto, o bien una experiencia traumática que se haya instaurado en la memoria corporal y emocional. 

También podemos experimentar cuadros depresivos cuando llegamos a cierta edad como forma de “crisis existencial”.

En este último caso, la depresión nos indica que estamos dejando atrás lo viejo, pero que todavía no está construido lo nuevo, por lo que representa una oportunidad para replantearnos nuestros valores, objetivos y proyectos.

¿Y cómo se sale de esto ya sabiendo reconocer los síntomas de depresión?

La depresión va acompañada de un gran angustia: el temor de que jamás terminara, de que la vida nunca volverá a ser alegre y activa.  Cuando estamos deprimidos parece que no hay salida, sin embargo hay muchas herramientas que nos pueden ayudar a lidiar con este difícil estado.

  1. Antes que nada: pide ayuda. La depresión nos aísla y nos hace sentir fuera de este mundo.  El primer paso es tender los puentes para romper ese aislamiento.  Platícalo con amigos, familiares y encuentra ayuda profesional
  2. Apoyo farmacológico para el apoyo en síntomas de depresión.  Existen medicamentos que actúan sobre la química cerebral y que ayudan a que la persona estabilice el estado de ánimo y le dan la energía suficiente para empezar a trabajar con ellos.  Es importante recalcar, que siempre tienen que estar acompañados de un proceso terapéutico o de transformación que permita profundizar en las pautas en donde la depresión está afincada.
  3. Evaluar y cuestionar los pensamientos, creencias y aprendizajes que perpetúan y desencadenan los estados depresivos. 
  4. Regresar al cuerpo: El cuerpo se vuelve un lugar incómodo en la depresión:  es una fuente de ansiedad, de pesadez o de vacío, pero es el cuerpo sensorial el que nos informa de nuestro estado en este mundo, es a través de este que nos relacionamos y somos capaces de sentir gozo y placer.  En otras palabras si no hay cuerpo sensorial, no estamos en el mundo.  Habitar de nuevo nuestro cuerpo, a través de las sensaciones, el movimiento y  la respiración nos permite enfrentar las memorias no trabajadas, abrir la puerta a la  sabiduría intuitiva y recuperar la conexión con la vida.
  5. La cercanía emocional proporcionada por las redes de apoyo conformadas por amigos, familiares, colegas, mascotas, etc.   Está comprobado que las personas que cuentan con esta contención, tienen una mejor resolución de los cuadros depresivos.
  6. A veces la depresión funciona como un mensajero muy incómodo que nos informa sobre la manera en que estamos parados en este mundo.  Si le permitimos hablar e intentamos aprender de ella en vez de luchar contra su fuerza podemos recuperar elementos que nos permitan orientarnos hacia una vida más plena y auténtica.

Vale la pena aclarar que hay personas  con tendencia a la depresión crónica (constante) y que estas mismas herramientas son las que les ayudan vivir con esta condición de manera satisfactoria

Si resuenas con algunos de estos puntos, no dejes pasar más tiempo. Encuentra el camino de regreso a la vida.

Erika V., Psicóloga Con Maestría En Psicoterapia Gestalt Y Enfoque En Conciencia Corporal, Contribuidora Y Especialista De D-WellnessInstitute.com

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