Desde París llegaban a México todas las corrientes de la moda de 1900, siendo la del luto la más aceptada con docilidad por las damas de sociedad. Las reglas fueron las siguientes: como el duelo de viuda era el más riguroso, exigía vestir de negro mate durante dos años, llevando crespón (gasa que cubría cabeza y cara) durante el primer año. Después podrían usar telas de seda durante tres meses y finalmente ciento cinco días de medio luto. El luto de padre o madre lo llevaban mínimo un año con seis meses de crespón. Para abuelos y hermanos seis meses de negro riguroso. Y si una dama, cuyo novio estuviera de duelo, llegara a casarse con él, inmediatamente después de celebrado el matrimonio, debía vestir también de luto.
A raíz de la introducción en Europa del ómnibus, la moda femenina de 1890 tuvo que cambiar radicalmente: evitaron los voluminosos sombreros, redujeron la amplitud de las faldas y las damas se vieron obligadas a usar pantalón interior, pero no por higiene, sino por pudor, pues así evitaban las miradas indiscretas de los señores cuando subían los elevados escalones del transporte colectivo. Y hablando de pantalones, a los hombres de esa misma época les fue prohibido dejar de usarlos aún en los eventos deportivos, lo que ocasionó que un despistado en París pasara 8 días en la cárcel por no llevarlos cuando paseaba en bicicleta con shorts (pantalón corto).