Receta: Yo tengo el derecho de tener todo lo que quiero
Padres atormentados, hijos insensibles
Nunca es tarde para volverse a enamorar
Un Corazón que sufre, no conoce razones
Es mi fiesta y no estoy ni con melón ni con sandía
Todos los graduados de la preparatoria estaban felices, finalmente habían terminado sus largos años en la escuela. Con sentimientos encontrados los jóvenes sonreían para las fotografías con sus amigos, familiares y los compañeros del salón. Pronto muchos de estos pasarán a ser tan sólo un recuerdo, un rostro y un pasado, otros, amigos por toda la vida. La mayoría de los graduados estaban acompañados de sus padres, hermanos, abuelos y tíos; algunos más afortunados tenían hasta sus amigos y vecinos. Finalmente era un día especial digno de ser compartido.
¿Por qué si me divierto tanto, aun no soy feliz?
Rodrigo un muchacho joven y sano terminó en la sala de emergencia en el hospital después de haber pasado todo el día en compañía de sus amigos. ¿Qué fue lo que le sucedió a este joven? Él, ni estaba enfermo, ni es un muchacho problemático. Rodrigo y sus amigos salieron a comer a un restaurante después de haber estado paseando por el centro comercial toda la tarde, pero para ellos esto no era suficientemente divertido. Afortunadamente en la noche tenían una gran fiesta, donde estaban invitados todos los jóvenes más populares del grupo, en un lugar muy exclusivo con la mejor música del lugar. Sin embargo, para Rodrigo esto no fue suficiente. Al sentirse un poco aburrido, buscó algo más para entretenerse. Decidió tomar un poco de alcohol y lo mezcló con las bebidas que estimulan la energía.
Impulsos que queman
Cuando nos enojamos paramos de pensar con la razón, nos dejamos invadir por nuestros impulsos y caemos en tentaciones peligrosas, sin poder escuchar con sensatez a nuestro alrededor. El orgullo y la ansiedad por quererle demostrar al mundo que uno "sí puede" llevan a la desesperación y a la locura.