Cuando nos enojamos paramos de pensar con la razón, nos dejamos invadir por nuestros impulsos y caemos en tentaciones peligrosas, sin poder escuchar con sensatez a nuestro alrededor. El orgullo y la ansiedad por quererle demostrar al mundo que uno «sí puede» llevan a la desesperación y a la locura.

Timoteo, un hombre respetable, casado y comprometido padre de familia, un hijo atento y un buen hermano, un amigo ejemplar, por enojarse y no pensar bien las cosas se metió en un gran problema. Sus clientes copiaron un producto patentado que él había inventado. Su enojo lo impulsó a tener una actitud agresiva e impetuosa que lo llevó a hacer cosas indebidas e ilegales. Debido a ello tuvo grandes complicaciones. Los abogados no saben como ayudarlo, ya que por actuar sin precaución, los clientes de Timoteo, a pesar de que le deben mucho dinero y actuaron de mala fe, se beneficiaron con la situación. Su impulsividad e ira lo llevaron a perder la oportunidad de ganar su caso. Las condiciones se revirtieron y ahora lo están acusando de crímenes que Timoteo asegura que no cometió pero que se le hace difícil comprobar. Desafortunadamente, sus arrebatos explosivos, llenos de rabia, lo llevaron a tener que defenderse de varios cargos, algunos incluso falsos pero que igualmente hoy lo persiguen.

Timoteo está viviendo la crisis más grande de su vida, ya que por no haber medido las consecuencias de sus actos está a punto de perderlo todo. Su esposa lo quiere dejar ya que está harta de tantos problemas, sus hijos están atemorizados, los abogados lo están presionando económicamente y lleva más de una semana sin salir de su casa por miedo a ser arrestado. Se lamenta de día y de noche, está tan arrepentido de sus tontas acciones, sin embargo ya es tarde para cambiar los hechos. Hoy tiene que ver como salir de esta situación.

Lamentablemente, no es la primera vez que Timoteo actúa impulsivamente sin pensar. Se trata de una persona intensa y temperamental. No ha aprendido a controlarse y a medir las consecuencias. Nunca ha querido aceptar que ha tomado decisiones equivocadas; continúa encaprichado y no reconoce como está actuando. Se comporta en forma impulsiva y hasta infantil, a veces incluso con sus padres y hermanos. Explota fácilmente, dice cosas que no debe, lastima a la gente; no lo hace con maldad, sino por ser tan impulsivo y temperamental.

TM

Midiendo las consecuencias

Ingredientes:

  • 1 kilo de Reconocimiento
  • 2 manojos de Precaución
  • 1 taza llena de Reflexión
  • 3 gotas concentradas de Control
  • 1 cucharada de Consideración
  • 3 gajos de Sensatez
  • Un chorrito de propósito claro
  • Agregue Práctica continua para lograr un óptimo resultado

Condimentos:

Calma, distancia, objetividad, comunicación, paciencia

Modo de preparación:

Porque todo cuenta en esta vida, es importante tomar decisiones correctas en la cocina de la vida. Cada acción por más pequeña que sea, agregará sabor; todo ingrediente cambia la consistencia, el aroma y hasta la presentación del platillo. Muchas veces estas elecciones pueden contribuir a mejorar el sabor de la comida y a dar un mejor sazón. Sin embargo, en ocasiones, la impulsiva y mala toma de decisiones, junto a la inadecuada selección de ingredientes, pueden arruinar cualquier platillo. Un cocinero productivo y exitoso es aquel que desarrolla la habilidad de responder constructivamente frente a cualquier situación, el que aprende a reaccionar después de tomarse su tiempo y analizar objetivamente las distintas opciones que se le presenten.

El cocinero verdaderamente sabio es aquel que puede anticipar las consecuencias, más aún, es ese cocinero que conquista sus inclinaciones, aquel que controla su enojo y domina sus impulsos. El cocinero que se hace cargo de sus acciones con gracia y sin arrebato, se adueña de su cocina y la transforma en un grato lugar para vivir.

Fuente: www.recetasparalavida.com

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