Marina estaba sentada frente al juez, finalizando los últimos detalles para firmar su divorcio. Los abogados discutían entre si las custodias, las vacaciones, etc. Marina no escuchaba, pareciera que por un instante se había transportado a un viaje a través del tiempo regresando 20 años atrás, justo al día de su boda. Recordó como se vistió con tanta ilusión, casi podía volver a sentir el vestido blanco sobre su cuerpo, le volvieron a su memoria imágenes de las múltiples pruebas con la costurera. Por un instante se vio a si misma como lucía el día de su boda, ¡Tantas ilusiones y sueños!

Vio a Fernando como si estuviera delante de sus ojos, vestido con su traje negro. Casi pudo volver a escucharlo susurrándole al oído que la amaba, que siempre cuidaría de ella, jurando amor eterno. Con el regreso del juez a la sala todo se desvaneció. Marina sintió un gran vació en el estómago y dolor en el corazón. Ya no quedaba nada de todas sus ilusiones, sólo tenía amargura, decepción y mucho enojo. Veía a lo lejos a Fernando y no había ni rastros de todos aquellos sentimientos que algún día habían llenado su alma.

¿Qué fue lo que hizo que esta pareja no perdurara?

Todo comenzó con dificultades similares a las que enfrentan muchas parejas: problemas económicos, falta de comunicación, falta de atención, reproches por falta de apoyo, quejas por falta de iniciativa etc.

Pero en vez de enfrentar los problemas dejaron que crecieran y empeoraran; dejaron que se acumulara el resentimiento y la desconfianza, permitieron que la relación se pudriera. Se le hizo fácil a Marina poner toda la culpa en Fernando por no haber podido llenar los vacíos en su vida y darle la atención que ella demandaba. Se convenció a si misma que ella cumplió con su matrimonio dedicándose a ser un ama de casa y cuidando a los niños. Fernando sentía que las demandas de su esposa no eran razonables por lo cual la ignoraba y creía que eventualmente se le iba a pasar el capricho.

Ninguno de los dos se dio cuenta que el matrimonio es una relación que implica mucho mantenimiento, compromiso y comunicación. Tampoco se dieron cuenta que no pueden depender del otro para llenar los propios vacíos. Cada uno debe aportar soluciones. Es necesario escuchar a la pareja y verdaderamente entenderla, complacerla, dando siempre un poco más para cultivar la relación. No basta con estar casados para permanecer casados.

Hoy en día, Marina vive sola con sus tres hijos, trabaja para poderse mantener y está consciente que hubiera podido actuar de manera distinta. Aprendió que ella es responsable de su vida y sus necesidades y que el matrimonio sólo cubre una parte. También se pregunta que hubiera sucedido si hubieran buscado soluciones a los problemas cuando recién aparecieron y aún eran manejables. Tania, su hija, le preguntó a su madre con gran dolor si el divorcio era imprescindible. Quería saber si no hubiesen podido esperar a que ella y sus hermanos crecieran. Marina no supo que contestar…

Cuando el Divorcio es inevitable

Ingredientes:

  • 1 taza de Responsabilidad
  • 1 manojo de Valor
  • 2 cucharadas grandes de Aceptación
  • 1 gajo de Dignidad
  • 3 gotas de Serenidad

Condimentos:

Paciencia, perdón, positivismo

Modo de preparación:

Que fácil es culpar a los demás y deshacerse de la propia responsabilidad. Es difícil aceptar que cuando las cosas no funcionan se debe generalmente al comportamiento de dos, rara vez es uno solo el culpable. El verdadero compromiso del matrimonio implica vivir y luchar sin vencerse.

odo lo que hacemos en la cocina de la vida cuenta y tiene su costo. Es necesario invertir diariamente en la relación ya que un pequeño descuido y ésta comienza a escurrirse de las propias manos. En la cocina de la vida, es vital reconocer que el Cocinero es responsable de si mismo y de su cocina, si nota que algo no está saliendo debidamente, entonces deberá de actuar de inmediato ya que cuanto más tarde en tratar de corregir el problema más difícil resulta reparar la receta; los ingredientes se pueden pudrir. El cocinero debe en ese momento dejar de quejarse y comenzar a actuar, meter sus manos en la masa, ensuciándoselas y tratando de salvar con gran determinación su platillo. Hay ocasiones en que el cocinero actúa demasiado tarde y los ingredientes se pudren. Es allí cuando tristemente el Chef se tiene que dar por vencido y con la mayor sensatez, calma y valor, aceptar su pérdida, aprender una dolorosa lección y empezar nuevamente a cocinar una nueva receta para su vida.

Fuente: www.recetasparalavida.com

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