¡Qué difícil es cuando nuestros hijos no son los alumnos sobresalientes que quisiéramos que fueran! Es común que muchos padres sólo se enfoquen en el rendimiento académico y se olviden de que sus hijos traen sus propios intereses, cualidades y habilidades. No se trata de dejar de incentivarlos en la escuela, sino de reconocer y ayudarlos a desarrollar su potencial en cualquier área que sea y sobre todo, no hacerlos sentirse mal por no poder destacarse en el área académica. Después de todo, todos venimos al mundo con habilidades y misiones importantes. Como padres, no hay mejor regalo para nuestros hijos que apoyarlos y estimularlos para que puedan descubrirlas, apreciarlas y desarrollarlas.

Alejandro nunca fue un muy buen alumno en la escuela. De hecho, sus padres y maestros se quejaban por la falta de interés y de cuidado que ponía en sus tareas y en sus estudios. Siempre creció con la etiqueta de «burro», le decían que nunca llegaría a nada en la vida. Cuando se comparaba con sus amigos se sentía menos inteligente, incapaz y con muy pocas ventajas. No era que no tuviera interés en las cosas, o que no quisiera brillar como alguno de los otros niños que recibían constantemente la admiración de sus maestros y compañeros de grado, simplemente sentía que su cabeza no le daba como a los demás.

Sin embargo, Alejandro tenía algo que los otros jóvenes no tenían; poseía la picardía que no se aprende de los libros y contaba con una astucia muy audaz, algo que solo da la vida. Cuando tenía 17 años, notó que su escuela no tenía camisetas así que se puso a hacer unas cuantas y venderlas, resultaron ser tan populares que a pronto expandió su idea y las vendió con otras escuelas. Con el tiempo se le fueron ocurriendo nuevas ideas y negocios. Alejandro comenzó rápidamente a crecer en lo suyo y resultó ser un comerciante muy exitoso.

Sabrina lleva el ritmo en la sangre. Desde pequeña cantaba y bailaba al compás de cualquier melodía. Cuando era pequeña sus padres hubieran querido que cantara menos y estudiara más. En la escuela y en la casa era muy inquieta. Siempre le gustaba estar en movimiento y sin bien no sabía bien matemáticas, se sabía perfectamente todas las canciones que estaban de moda.

Su mamá se sentía avergonzada cuando sus amigas comentaban acerca de que buenos alumnos que son sus hijos. Ese ciertamente no era el caso con su hija. Sabrina recibía puras críticas de su familia. Quiso la suerte que una de sus maestras notara su gran habilidad para cantar. Fue ella quien la impulsó a Sabrina a tomar clases de canto y a creer en sus habilidades. Hoy en día, Sabrina es una cantante bastante conocida y con un alto ingreso económico. A su madre le encanta encontrarse con sus amigas para contarles de las giras y el éxito de su hija.

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Valorando la esencia de nuestros hijos

Ingredientes:

  • 1 pieza de esencia única
  • 1 taza de objetividad
  • 1 cucharada de cariño y aprecio
  • 2 rebanadas de habilidades y potencialidades
  • 1 gotas de reconocimiento

Condimentos:
Esfuerzo, honestidad y confianza

Precaución: ser único no significa ser especial o mejor, quiere decir que cada quien vale por lo que es

Modo de preparación:

  1. Cada persona es única, tiene una misión específica y es necesaria para complementar este mundo. Hay que tener un profundo respeto por la vida humana, nadie puede substituir o tomar el lugar de otro. No hay dos personas que tengan la misma esencia, que coincidan en sus acciones o que tengan el mismo camino.
  2. Hay que aprender a destacar, apoyar y valorar la grandeza y las habilidades de cada hijo. La mayoría de las personas son buenas para unas cosas y no tan buenas para otras. El amor y incondicional de los padres puede ayudar a balancear y fortalecer el desarrollo de los hijos logrando que casa uno se sienta aceptado y viva una vida plena y con sentido sin tener que ser el mejor en todo lo que hace.
  3. Negar las aptitudes, habilidades y flaquezas de los hijos es perder la esencia de lo que verdaderamente son. Uno de los más grandes logros es cuando se descubre la esencia individual, se aceptan las debilidades, se reconocen las fortalezas y se encuentra el punto de unión entre los talentos, las pasiones y las necesidades del mundo donde se vive.

«Cada hijo tiene una esencia única. No es justo que niegue su naturaleza para satisfacer las expectativas de sus padres y conseguir su amor y su aprobación.»

Fuente: www.recetasparalavida.com

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