¡Qué fácil es echar leña al fuego, hablar por hablar y decir cosas sin pensar! Comentarios que en un momento parecen ser insignificantes e inofensivos pueden tener un impacto importante. Hay ocasiones que se habla sin darse cuenta que se está instigando a una persona en contra de otra. Otras veces, uno proyecta los propios sentimientos y no se da cuenta que al tirar leña al fuego está empeorando la situación.

Las palabras son herramientas valiosas que tienen el poder de construir lazos más fuertes de comunicación o crear abismos profundos en las relaciones humanas.

Graciela pasaba junto a su amiga Ronda, una divertida tarde entre risas y recuerdos. Como sucede frecuentemente hoy en día, la conversación se interrumpió porque Graciela tuvo que a tomar una llamada telefónica. Cuando colgó, el tono de voz le había cambiado, y de estar encantada y divertida pasó a estar tensa y molesta.

Al preguntar Ronda que le estaba sucediendo, Graciela le comentó que había recibido el llamado de un hombre que le había hecho unos trabajos en su casa y llamaba para reclamar su pago. Ella le había encargado mucho a Gustavo, su marido, que le hiciera el favor de pagarle prontamente y obviamente, eso no sucedió.

Al escuchar la situación, Ronda asintió, estaba de acuerdo con la frustración de su amiga y le dijo que creía que su esposo había sido muy irresponsable. Esto hizo que Graciela sintiera un enojo aún mayor y recordara su última discusión por otra situación similar. Ronda seguía reafirmando el enojo de su amiga y tirando leña al fuego. Pronto Graciela se sentía como un fósforo encendido. Estaba furiosa con su esposo, lo llamó por teléfono, se puso a gritarle a viva voz ofendiéndolo y llamándolo un irresponsable y mentiroso. Gustavo que se hallaba en el medio del trabajo, prefirió cortar la conversación y hablar más tarde del tema.

Pocos minutos después, Graciela recibió una nueva llamada. En esta ocasión era su hermana. Luego de escuchar lo que sucedió, su hermana le aconsejó que se calmara y que hablara con su marido ya que seguro que tendría una buena explicación. Le recordó que se trata de un buen hombre y le aconsejó que conversara con él amablemente y con calma. Luego de una larga conversación, Graciela se calmó.

Cuando Gustavo regresó del trabajo, Graciela se disculpó por haber perdido el control y haberle gritado. Su esposo entonces le contó que había esperado a esta persona más de dos horas pero que finalmente se tuvo que ir a trabajar. Graciela se sintió avergonzada y se dio cuenta como sin querer, su buena amiga le había empeorado la situación echando más leña al fuego.

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Apagando fuegos

Ingredientes:

  • 1 lata de calma
  • 2 cucharadas de prudencia
  • 1 racimo de buena actitud y disposición
  • 2 sobrecitos de positivismo
  • 3 gotas de compasión

Condimentos:

Paciencia, sutileza y ganas de ayudar

Recomendación: Un comentario negativo aumentar la ira cuando una persona está enojada.

Modo de preparación:

  1. Es fácil dejarse influir por los comentarios de los demás. Muchas veces la manera en que se habla puede determinar el resultado de las acciones futuras. El estado emocional de uno responde a la energía de aquellos que están a su alrededor.
  2. Pensar positivamente, decir palabras constructivas y ofrecer una buena alternativa, ayuda a mejorar las relaciones personales. Actuar, pensar y hablar con positivismo conduce a que el otro se sienta mejor acerca de sí mismo y de sus relaciones. A veces, un buen comentario en el momento indicado puede ayudar a salvar una relación que de otro modo se hubiera afectado.
  3. La compasión debe ser una obligación de todos. Es importante aprender a percibir a la persona que se halla cerca de nosotros. Saber que se debe decir y que se debe callar, ser pertinente y considerado, son habilidades que se deben cultivar y aplicar diariamente.

«La energía, las palabras y las emociones son contagiosas»

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