El principio
La moda nació con una mezcla de necesidad y vanidad. En el principio fue la desnudez, luego el pudor, después la hoja de parra y de ahí, Moda y Vanidad han ejercido su influencia en el comportamiento humano desde que se hicieron presentes en el planeta. Estos seres etéreos nos dicen los colores que debemos usar, cuales textiles, de qué ancho y largo, qué accesorios ponernos y, en fin, todo aquello que necesitamos al vestirnos, tanto para ajustarnos al clima como para lucir acordes con los eventos sociales.
En los últimos tiempos, después de un siglo XIX recargado de telas y adornos, se ha optado por el minimalismo, es decir, cada vez menos ropa. Como ejemplo, tenemos el traje de baño: empezó siendo un vestido corto, luego de una pieza, pasó a la de dos y volvió a la de una colocada con milimétrico cuidado para cubrir lo que el pudor exige. No vemos remoto el día en que volvamos a la hoja de parra para que Moda y Vanidad comiencen de nuevo con aquel principio, cuando Eva y Adán fueron expulsados del Paraíso por lo que usted ya sabe.
En ese momento lo único que hallaron para cubrir sus desnudeces fueron hojas, frutos y flores, suficientes para que Moda y Vanidad entraran de lleno poniendo a disposición de la recién formada pareja tantas opciones que no sabían por cual decidirse. Vanidad se apoderó de Eva, haciéndola probar cuanta flores y hojas estuvieran a su alcance. Se probó la de higuera, la del ciruelo, la del manzano y hasta hojas de helecho, las que por cierto le gustaron mucho. El acongojado Adán lo único que pedía de la hoja es que fuera muy grande … muy grande. Y así, después de colgar en una liana todos los modelos de hojas y flores, finalmente y después de una larga discusión, la de parra fue aceptada por los dos.
Claro que. lo demás fue guardado cuidadosamente por Eva en un rústico armario que terminó llamándolo “guardahojas“. El gusto le duró poco pues al día siguiente tuvo que tirar todo lo que ahí había porque desapareció la frescura y elasticidad de las hojas y flores. Algunos dicen que de ahí proviene la idea de la mujer de hacer continuos cambios en su vestuario.
Si para Eva y Adán fue difícil hallar hojas que cubrieran sus desnudeces, no fueron menos los contratiempos que sufrieron cuando pasado el tiempo llegaron hijos, climas fríos y vientos inclementes que les obligaron a cambiar sus mini prendas por algo más abrigador. Desde luego que Moda y Vanidad se involucraron en sus necesidades y aconsejaron en su momento lo adecuado, ya que la familia primigenia, conocedora del pecado, pero no de los textiles, no sabía qué hacer.
Así que, inducido Adán tuvo la brillante idea de cubrirse con pieles de animales, aunque a Eva le molestara sobre manera tener que matarlos para aprovechar sus pieles. A la malvada serpiente la despojaron de su moteada piel para hacerse un cinturón que ataría la túnica confeccionada con cuero (creación de Vanidad).
Moda y Vanidad se encariñaron tanto con las mini prendas y las pieles de animales que, a pesar de los milenios transcurridos no han dejado que éstas sean guardadas permanentemente en el armario. Cada temporada invernal son lucidas orgullosamente las pieles finas, aún en contra de las protestas de los ecologistas y ambientalistas que luchan desesperadamente para evitar la matanza de animales, sobre todo los que están a punto de extinguirse, mientras que en el verano las mini prendas hacen de las suyas en balnearios y playas.