¿Qué estoy evitando? ¿Qué es lo peor que podría pasar si hago, digo o me atrevo? ¿Cuantas veces se dejan de hacer cosas y se encuentran las excusas que justifican perfectamente la falta de acción?

Las excusas sirven como licencia que justifican racionalmente el miedo, la incomodidad y la falta de acción. En ocasiones pueden ser tan sofisticadas que parecieran ser legítimas y suficientes razones para apoyar la falta del quehacer.

En realidad las excusas son pretextos que impiden el desarrollo personal y generalmente lastiman las relaciones implicadas. Estas, minimizan la responsabilidad y fomentan el miedo al fracaso, al rechazo y sobre todo son la causa más importante para limitar el éxito en cualquier situación que apunten.

A pesar de que las excusas, pueden en un principio diluir la incomodidad y disfrazar el miedo, estas finalmente terminan creando sentimientos de culpabilidad y conduciendo a problemas mayores de la incomodidad o el miedo inicial. Los pretextos no son sanos, y generalmente terminan asfixiando o adormeciendo a la persona que los utiliza con frecuencia.

Las evasivas se utilizan en todas situaciones algunas son las que paralizan la toma de decisiones para progresar en el trabajo, otras, evitan la confrontación con los problemas familiares o personales y otros terminan lastimando las relaciones personales que son importantes para la persona que vive en el mundo de las excusas.

Amanda siente un abandono total porque su esposo Miguel, no le habla, ni hace nada por confortarla ahora que la está pasándola mal. Ella tiene fuertes problemas familiares y siente un vacío en su alma. Por más de que ella le ha explicado directamente sus sentimientos, Miguel la escucha, calla y se aleja.

Claro que ante los ojos de Miguel, el hace lo que puede y la ayuda como el cree que su situación le permite. Sus escasos recursos económicos lo limitan y su frustración ante el dolor de su esposa lo congela. El insiste que Amanda está muy ocupada, con muchos problemas y mucho dolor y que ella realmente no tiene tiempo de atenderle y que no tiene nada que decir o aportar.

El, está tranquilo o por lo menos así pareciera, sabiendo que a su entender hace lo que puede. Que en realidad es lo mínimo, se restringe a traer lo que se le pide sin hacer un mínimo detalle para acercarse y poder entablar una conversación.

Es probable que Amanda no sea una dulce palomita, posiblemente por la falta de atenciones se haya convertido en una mujer más demandante y extremadamente sensible, a lo mejor su dolor y su soledad la ha convertido en una persona hiriente y critica…

Lo cierto es que todo son excusas muy bien elaboradas. Cuando uno tiene una pareja la cuida. Cuando uno tiene la posibilidad de ayudar a otra persona, amiga, pareja, conocido, hijo etc. Lo debe de hacer simplemente porque puede hacerlo.

No hay una excusa suficientemente válida para dejar de acercarse, apoyar o hacer sentir mejor a una persona que sufre.

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La receta

Evitar excusas innecesarias

Ingredientes

  • 2 tazas de responsabilidad- reconocer que hay un compromiso y una obligación personal
  • 1 manojo de valor- fortaleza para tomar acciones difíciles u incomodas
  • 1 pieza de iniciativa- determinación concreta y dirigida para iniciar sin preguntar
  • 2 cucharadas de buena disposición – encontrar aspectos positivos para lograr los objetivos
  • 1 chorrito de compasión- entender con empatía el dolor y la frustración que causa la falta de acción
  • 1 pizca de confianza- visualizar el beneficio y la oportunidad para crecer, dar o triunfar

Recomendación del chef: No voy a poner excusas para seguir justificando mi falta de valor, mis miedos o mi comodidad. Hoy estoy decidido a ser una persona valiente y a enfrentar mi realidad yo soy responsable de mis actos, mis pensamientos y mis relaciones.

Como dejar de poner excusas:

  1. Atrévete a dejar tus miedos y pretextos. Las personas que tratan de evitar el dolor, también evitan las satisfacciones y los placeres que trae el éxito cuando se hace lo que se necesita.
  2. Enfócate en lo positivo de la situación. Visualiza las ganancias, ubica en un contexto concreto las posibilidades y busca las formas efectivas para conseguir tus objetivos ya sean personales o para ayudar a otra persona.
  3. Usa tu poder para sobreponerte a las excusas que te haz creado. Recupera tu poder de decisión, de acción y de pensamiento, utiliza tu libre albedrio, modela tu destino y crea una vida con un buen sabor.

Debemos tocar la superficie del alma para encontrar la fe, el deseo, la pasión, y la energía para actuar a pesar de los miedos, la incomodidad y el dolor que se siente.

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