Si digo la verdad de lo que se, me meto en líos, la gente se ofende y creo problemas, si me callo, siento que no soy una persona sincera y mi conciencia se convierte en una carga intranquila muy pesada. ¿Entonces que hacer…hablar o callar? que gran dilema.
No se trata del hablar o callar, sino se trata de cuidar lo que se dice. Hablar con la verdad sin censura trae muchos problemas, las personas que escuchan la verdad, no siempre están dispuestas a tomar la información sin interpretarla bajo sus parámetros o intereses. Uno siempre tiene ser responsable de lo que dice.
La verdad a pesar de ser clara, objetiva y sin ataduras, es en sí, un tema muy complicado. Ya que implica tocar valores y principios personales que afectan tanto a uno mismo como a otras personas. Hablar de la verdad se refiera a tocar la esencia de uno mismo en cuanto al ser honesto y vivir con integridad consigo y con los demás. Cosa que muchas personas, hoy en día ya no están acostumbrados hacer.
Decir la verdad es una responsabilidad y un compromiso personal que incluye y afecta a toda la comunidad. En realidad muchos de los problemas surgen cuando se dicen las cosas en el lugar y en el contexto equivocado, a pesar de que el mensaje sea completamente cierto. O también cuando se dicen cosas que no se quieren escuchar a pesar de ser ciertas.
Si bien es importante hablar con la verdad, también es necesario aprender a utilizar las palabras de tal manera que logren construir puentes de comunicación y fortalecer las relaciones personales. De nada sirve lastimar, provocar enojo y crear inconvenientes, simplemente por haber dicho la “verdad.” Las palabras son herramientas muy poderosas que hay que saber utilizar.
Quizá una nota importante será, el reconocer que el callar uno no miente, más bien, es ser prudente y esperar a encontrar el momento oportuno para poder expresar la verdad y lograr una comunicación efectiva.
Hay algunas ocasiones en donde uno piensa que está diciendo las cosas en el lugar adecuado, con el tono indicado y las personas que escuchan, reaccionan de la manera contraria a lo que se esperaba. Entonces uno se puede preguntar: ¿Acaso dije la verdad y no me entendieron? o ¿dije la verdad y les causo incomodidad? ¿Qué fue lo que dije que causo tanto problema? sea cual fuere la situación el resultado no fue lo que esperaba y ahora se ha creado un problema que no tenía razón de existir.
¿Qué se debería hacer? ¿Decir la verdad? e incomodar a algunas personas… o ¿inventar algún pretexto para ocultar la verdad? y cargar con la conciencia…
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La receta
La verdad
Ingredientes
- 2 tazas de perspectiva- reconocer y ubicar el contexto de las palabras
- 1 rebanada de prudencia – astucia y agilidad mental para saber reaccionar
- 1 cucharadita de responsabilidad – aceptar el valor y las consecuencias personales
- 1 pieza de integridad – compromiso moral y personal incondicional
- 3 gotas de actitud positiva – buscar el lado bueno, pensar en positivo, fortalecer relaciones
Recomendación del chef: La verdad puede ser difícil de digerir; hay que reconocer el mensaje que se tiene que dar, cuidar la forma y el modo de hablar y aprovechar todas las oportunidades para mejorar las relaciones personales, no para destruirlas.
Modo de preparación:
1. La verdad es la verdad, no su interpretación. Esta implica honestidad, integridad, y objetividad. Aprender a esperar el momento oportuno y el tono adecuado para decir las cosas facilita la comunicación y asegura que el mensaje se reciba adecuadamente.
2. Hacer el bien y preservar la armonía de las relaciones es tan valioso como el hablar con la verdad. En ocasiones, es preciso estirar la verdad con el fin de hacer el bien. El no decir todo lo que uno sabe no significa que uno esté mintiendo.
3. Se debe de tener en cuenta que el objetivo es fomentar el bien común sin comprometer los valores y la integridad personal. Por eso es importante ver todo en perspectiva, tener en cuenta cual es el alcance y las consecuencias de lo que uno dice.
La verdad es un ingrediente muy delicado hay que tratarlo con cuidado para que no se lastime ni pierda su esencia