Estaba yo tan distraída leyendo, que no percibí la llegada de mis etéreas amigas Moda y Vanidad, hasta que detrás de mi sentí un fresco viento y luego la voz cantarina de Vanidad diciendo con entusiasmo: “¡Estuvimos en Austria! ¡Qué país tan encantador! Te cuento que siendo Austria un país con el 76 % de su población católica sus festividades están muy relacionadas con los ritos de su religión y en estas festividades es donde podemos apreciar los trajes típicos que durante muchas generaciones han perdurado en sus costumbres”.
“En varias localidades de Austria –intervino Moda- las procesiones de Corpus Christi son particularmente suntuosas. En los bosques de Bregenz, por ejemplo, las jóvenes solteras van ataviadas con trajes regionales y con el tocado llamado schappele, es decir, una corona que simboliza la virginidad”.
“Y la víspera de Reyes –comenta Vanidad con entusiasmo- es celebrada en algunas localidades con desfiles de personajes que portan enormes sombreros. Las voluminosas estructuras están hechas con varillas simulando iglesias, estrellas o pirámides. ¿Te imaginas cargar en la cabeza esa cantidad de adornos?” -terminó diciendo Vanidad y, aprovechando sus aspavientos, Moda intervino.
“El vestuario masculino austriaco que más se conoce en el mundo es el llamado tirolés que consiste en pantalón corto ajustado, sostenido con los tradicionales tirantes, camisa con pañuelo al cuello, chaleco, ancho cinturón, chaqueta, calcetas, zapatos oscuros y el famoso sombrero con plumas de adorno. Los colores más usados en este atuendo son el rojo, verde, marrón y pardo. Los tirantes generalmente los lucen de la misma tela que el traje, pero en ocasiones los hacen de piel con adornos bordados”.
“Y no te olvides del dirdl –interrumpió Vanidad- que es la prenda más característica del vestuario femenino. Consta de falda amplia plegada, blusa, chaleco y delantal. Algunas veces colocan adornos en el cuello de la blusa o lucen una pañoleta”.
Y yo no puedo dar fin a este relato de mis amigas,
-que tan silenciosas como llegan así se van- acerca del vestuario austriaco sin mencionar la famosa Escuela Española de Equitación en Viena donde desde hace más de 430 años se ha practicado y cultivado el arte ecuestre clásico con los caballos Lipizanos.