Los persas eran pastores y guerreros que, dada su afición al caballo, revolucionaron el vestuario masculino de la época al introducir el calzón ajustado o pantalón. También fueron los primeros en emplear calcetines y guantes. Las tres prendas tuvieron un uso estrictamente práctico. El pantalón y los calcetines continuaron con tal uso, pero transcurrido el tiempo los guantes llegaron a convertirse en un símbolo de estatus. Los obispos y pontífices los hacían confeccionar en seda de color púrpura. La historia de los guantes es larga: hoy sirven, entre otros, para resguardarse del frío y de los gérmenes, como protección en actividades deportivas y trabajos rudos, para golpear, para “cachar”, para lucir elegante, y para delinquir al entrar en el rubro de ladrón de guante blanco.
BOTONES Y OJALES
Los botones, no sólo como sujetadores sino como elementos decorativos, llevan ya en uso más de 4 mil años. Los más antiguos eran de conchas talladas de diversos moluscos y dos agujeros para coserlas a la prenda de vestir. Pasados muchos siglos los botones se convirtieron en el adorno preferido de las cortes europeas y un ejemplo es el de Francisco I, Rey de Francia, quien hizo coser a su vestido de terciopelo negro 13,400 botones de oro.