En tres semanas comienzan formalmente las primarias demócratas con los caucus de Iowa. Después de una larga campaña en la que muchos candidatos se han quedado en la estacada, empezará la criba final hasta la elección del nominado demócrata, que tendrá por delante la titánica misión de enfrentarse a Donald Trump. Nos esperan nueve largos meses en los que tendrán que desvelarse muchas incógnitas. Una de ellas será sin duda el papel de los votantes hispanos en esta elección. ¿Será 2020 el año en el que el “gigante dormido” despierte?
Más de 32 millones de hispanos tienen derecho a voto en noviembre, una cifra que bate todos los récords y que incluso supera a los 30 millones de afroamericanos que también podrán votar. No obstante, el gran desafío es el de la participación.
En 2016 menos del 48% de los hispanos con derecho a voto acudieron a las urnas. En 2012 Obama había conseguido un meritorio y masivo apoyo entre los hispanos, con un 71% de voto, pero cuatro años después, en 2016, Hillary Clinton sólo alcanzó el 65% del voto de los hispanos. Por su parte, el candidato republicano Trump mejoraba las cifras de su antecesor Mitt Romney, quién había tenido un 27% de apoyo hispano y Trump lo aumentó hasta el 29%.
No es un bloque monolítico
La política de inmigración de la Administración Obama, que deportó a cerca de tres millones de personas, le valió al expresidente el nombre de “Deporter in Chief” y puede que influyera negativamente en su compañera de partido. No obstante, en Europa tendemos a reproducir el error de analizar el voto hispano como si fuera un bloque monolítico y cuya preocupación principal es la política migratoria.
Los hispanos de Estados Unidos se mueven básicamente por los mismos criterios que sus compatriotas. Les preocupan asuntos como la economía, la sanidad, la seguridad, el empleo, la educación o, por supuesto, la inmigración. Pero no podemos olvidar que los hispanos son la comunidad más emprendedora, que más negocios pone en marcha y, por tanto, la economía será un criterio determinante.
En este sentido, el presidente Trump puede exhibir un balance muy positivo en sus tres primeros años. En 2018 se crearon 2,7 millones de puestos de trabajo, mientras que en 2019 han sido 2,11 millones, lo que sitúa la cifra de desempleo en un histórico 3,5%.
Mucho tendrán que esmerarse los demócratas en esta campaña para conseguir movilizar a los votantes hispanos. Por ahora, los candidatos que se perfilan como favoritos – Joe Biden, Elizabeth Warren, Bernie Sanders, Pete Buttigieg – no tienen un perfil a priori que les permita conectar fácilmente con la población hispana.
A pesar de que durante décadas los demócratas han contado con el voto mayoritario de los hispanos, todavía no han sido capaces de generar liderazgos lo suficientemente fuertes como para despertar al gigante dormido. Por tanto, millones de hispanos pueden decidir el futuro de la Casa Blanca, tanto por ejercer su derecho a voto como por no hacerlo.