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Lupita Garnica (Kalónico)

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Kalóniko (Lupita Garnica) Durante más de cuatro décadas fue la asistente personal del periodista mundialmente conocido Jacobo Zabludovsky. En ese tiempo aprendió la mecánica del periodismo, misma que aplicó a su afición preferida: investigación de la historia de la indumentaria. En Televisa creó y dirigió una serie de cápsulas acerca de la historia del traje, transmitida tanto en Televisa como Galavisión con cobertura internacional. Produjo un videocasete sobre la historia del traje con tres horas y media de duración. En prensa publicó artículos acerca de la historia del traje ilustrados con diseños suyos en los diarios Novedades, Ovaciones, El Heraldo de México, Summa y colaboró en el periódico Reforma con una columna semanal que también fue subida a Internet con el título de Moda y Vanidad, durante más de diez años. Sus artículos fueron solicitados en las revistas: Varón, Vogue, Hombre Saludable, Voices of México (en inglés), la revista Carolina y la revista española Dunia. Ha editado en México el libro “La historia del traje“ con Editorial Diana, ahora de Planeta, y en España “Caprichos de la moda“ con la Fundación Hispano-Mexicana Castilnovo, Madrid 2011. Libros inéditos: “Trajes típicos de las Américas“, “Diccionario del vestuario“ y “Así te ven, así te tratan“. Actualmente vive en Benidorm (Alicante) España y es coautora del blog: www.kaloniko-nykur.blogspot.com Diseñadora de modas, de todos sus dibujos y de las portadas de cuatro libros y un disco LP.

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LA INDUMENTARIA SEGÚN MODA Y VANIDAD SIGLO XVI, parte 3 de 3

Cuando se dio cuenta de que yo estaba consultando un libro acerca de la moda del Siglo XVI, rápido empezó a contarme que en aquel siglo las mangas de los vestidos tomaron volúmenes exagerados hasta llegar a confeccionarlas desmontables. “Otra exageración de la moda de aquel siglo, comentó, fue la adopción de los CHAPINES, calzado femenino con tacones o zancos que alcanzaban hasta 30 centímetros y que, entre otras cosas, servía para proteger a las damas del lodo de las calles. Las cortesanas usaban comúnmente este tipo de calzado, que complementaban con ropa semejante a la masculina, es decir, con calzones y medias de seda o paño“.

Y volviendo al tema de los calzones, Vanidad me recordó que había quedado pendiente, en la anterior entrega, concluir con este tema, por lo que no soltó la palabra: “Quiero contarte que en los monasterios donde aceptaron que los monjes usaran calzones, debían ajustarse a dos reglas: lavarlos en secreto y no secarlos ante el refectorio. Y te cuento más, en el siglo del cual estamos hablando, olvidaron la higiene del cuerpo, para embadurnarlo con toda clase de afeites, no sólo en el rostro sino en el cuello y cuerpo en general. En esos años, la blancura de la piel era considerada como la de mayor estética y elegancia, y para lograrla, hacían mezclas que iban desde huevos, trementina, azucenas, miel y leche, hasta perlas trituradas”. Así concluyó Vanidad, respirando con agitación.

Chapines
Chapines

Tanto Moda como yo aprovechamos ese respiro de Vanidad para recalcarle que ella fue la responsable directa del gusto de aquellas damas por la blancura de la piel y lo que realizaban para lograrla. Moda, haciendo memoria me contó: “Un día que me acompañó Vanidad en un recorrido por la Francia del Renacimiento, nos volvimos locas, pero no de gusto sino de asco a causa de la hediondez que invadía todo el ambiente parisino. Aunque la ciudad se había convertido en el centro de las ciencias, las artes, las modas y el buen gusto bajo el reinado de Luis XIV, algo que no podían controlar era el muladar en que se hallaba. Recuerdo que Hipócrates, el más famoso de los médicos de la antigüedad, había hecho ya exitosos estudios para alterar los malos humores, llegando su fama tan lejos que fue llamado por el ejército persa para que los ayudara a combatir la peste.

El método que usara el famoso médico consistió en crear hogueras con determinados elementos naturales. De ahí me vino la idea de hacer fumigaciones con vinagre caliente, pero antes debía difundir entre los pobladores la idea de que era necesaria una limpia total. Me costó mucho trabajo pero logré que separaran los panteones de las casas-habitación, que hicieran fosas sépticas y que usaran retretes privados. Las fumigaciones también las puse de moda usando sustancias olorosas de diversas mezclas y, por supuesto, de ahí al uso del perfume, cuyo significado es ‘lo que se volatiza, lo que se desvanece o se disipa en humo“, hubo sólo un paso de separación”. Así terminó Moda su recuerdo, pero Vanidad continuó:

Perfumes
Perfumes

“Me di cuenta que todo ser humano tiene un olor propio que no perciben conscientemente, pero que a través de sensaciones pueden sentir aversión o simpatía por alguien, es decir, lo que se llama ‘quimica’. Así que descubierto esto, manejé el lema de: Gustarse a sí mismo para gustar a los demás, por lo que la creación de perfumes se hizo tan personal que no alcanzaban las combinaciones para dar gusto a cuanta persona requiriese una fragancia: Esencias de pétalos, tinturas, extractos, bálsamos, resinas, vinagres aromáticos, pomadas, hasta esencias de almizcle para atraer al sexo opuesto o alcanzar un orgasmo. Todos los aromas eran condensados y conservados en hermosos frascos. ¡Bello! ¿No?“. ¡Claro que sí! Muy bello, respondí, pero continuaremos en nuestra próxima entrevista.

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LA INDUMENTARIA SEGÚN MODA Y VANIDAD siglo XVI, parte 2 de 3

Moda, con su característico hablar de tono sabio, continuó con el relato de la imperante en el siglo XVI: “Es curioso observar la clara tendencia del ser humano a disimular las formas naturales del cuerpo usando postizos, como hombreras, verdugados, polisones, acolchados, rellenos y muchos más artificios, hasta llegar a los silicones. Algunas de tales deformaciones han tenido su origen en la aparente necesidad de ocultar algún defecto, como en el caso de las gorgueras, puestas de moda cuando una dama de aquella época trató de esconder un pequeño tumor en el cuello, colocando una tela a su alrededor, con tanta gracia y coquetería que lo tomaron por un toque original en su vestir para luego exagerarlo. O el caso del rey que tenía una herida en la cabeza que le obligó a raparse, originando la moda de las pelucas”. Cuando Moda hizo una pausa, le pregunté si ella era la responsable de tales “modas” y con todo aplomo me contestó que desde luego ella influía en las ideas prácticas pero que el ser humano tenía libertad absoluta para escoger lo que era de su gusto y, en tono acusatorio agregó que infinidad de veces recurrían a Vanidad para que apoyara determinadas locuras.

Brahones y gruegüescos
Brahones y gruegüescos

También en esa centuria se pusieron de moda los GREGÜESCOS
-calzones estrechos hasta un tercio de muslo a los que sobreponían dos tela, la última en tiras abiertas de arriba abajo que dejaban ver la tela interior-. Los varones pretendieron engrosar su figura y, para conseguirlo, rellenaban con estopa o tiras de paño la parte holgada de los calzones que tomaron el nombre de TRUSAS.

Gregüescos y trusas
Gregüescos y trusas

Y hablando de calzones, Moda y Vanidad pasaron largo tiempo de un día tratando de hallar el origen del pudor y el porqué de su aceptación en diferentes sociedades. Y fue así como empezaron a recordar sus experiencias milenarias. La primera que les causó mucha risa fue cuando el pudor llegó a los hombres y particularmente a los religiosos. Sucedió que los monjes de la baja Edad Media no sabían a cual santo obedecer respecto al uso de los calzones, pues San Benito los prohibió permitiendo sólo usarlos cuando debían salir del monasterio, con la obligación de devolverlos a su regreso. En el siglo VI San Fructuoso recomendó el uso de ellos a los que servían en el Altar, de acuerdo a las antiguas leyes hebreas. Más tarde, Santa Hildegarda recomendaba emplearlos “por honestidad masculina y por respeto a los demás”. Y ésta, dijo Moda, resultó ser una de las primeras manifestaciones de pudor masculino que tomaría siglos definirse. “Pero hay mucho por decir”, agregó Vanidad y yo de inmediato le contesté que me interesaba todo lo que las dos tenían que contar al respecto, pero que lo dejaríamos para nuestra siguiente entrevista. Quedaron de acuerdo. Por mi parte diseñé estos modelos, mientras ellas continuaban enfrascadas en el mismo tema.

Diseños modernos
Diseños modernos

La indumentaria según la moda y vanidad siglo XVI, parte 1 de 3

Reinas y escritoras cobraron fama en la Europa del siglo XVI, y gracias a ellas las modas que imponían sus respectivos países eran divulgadas con más rapidez que en el siglo precedente, merced a los grabados. El veneciano Cesare Vacellio y el francés Francois Desprez fueron los primeros en integrar colecciones de trajes antiguos y modernos y hacerlas llegar a todas las cortes europeas. Uno de los trajes masculinos que se difundió con prontitud fue el llamado LANDSKNEGHT, usado por los mercenarios alemanes y adoptado por los franceses e ingleses.

Landskneght
Landskneght

“Esos trajes -intervino Vanidad-, con cortes que simulaban cuchilladas o navajazos, daban a veces la impresión de estar confeccionados a base de listones. Por las partes cortadas dejaban ver la prenda interior, que generalmente diseñaban de diferente color. Por cierto que esta también causó impacto a mediados del siglo XX, cuando los jóvenes se volcaron sobre los pantalones de mezclilla con cortes similares a navajazos. Junto a los modelos acuchillados usaron los llamados BRAHONES, cintas que rodeaban las mangas y calzones para ceñirlos, quizá intentando dar más consistencia al estilo”. “Realmente -comentó Moda-, considero muy complicado y rebuscado el traje masculino de aquella centuria, y me alegro que haya bajado de tono transcurridos 400 años”. Moda habló de 400 años como si sólo hubieran pasado 40, sin embargo, para ella no tiene el mismo significado el tiempo transcurrido como lo tenemos los mortales.

Brahones y cuellos
Brahones y cuellos

Los tocados exagerados del siglo XV, según Vanidad, abrieron camino a los cuellos extravagantes en el vestuario del 1500. Los hubo acanalados, alechugados, escarolados, platos de San Juan y marquesotas. Duró tanto aquella moda que fue hasta 1625 cuando Felipe IV de España prohibió el uso de las gorgueras en su reino. Las faldas siguieron ampliándose artificialmente con el llamado guardainfante o tontillo, puesto de moda en España. Y sobre este tema, Vanidad abundó: “Te voy a revelar un dato no muy conocido y es que el uso del guardainfante tuvo su origen cuando una joven de la corte trató de ocultar su embarazo no deseado bajo el ingenioso armazón, ¿qué te parece?”.

Los modelos acuchillados y los brahones me dieron la pauta para diseñar estos juveniles estilos con el sello del siglo XVI.

Diseños modernos
Diseños modernos

La indumentaria según moda y vanidad, renacimiento

Vanidad se hartó de hablar de la Edad Media calificando a los que la vivieron de “mojigatos”. la reprendió diciéndole que cada uno vive su circunstancia, que de acuerdo a ella actúa y aprovechando las risas de Vanidad inició este relato: “En el siglo XVI comenzó en Italia el llamado Renacimiento, dando fin a la Edad Media y su característico estilo gótico.

Se abrió paso una nueva forma de vida, pues se terminó el sistema de trueque comercial y fue consolidado el capitalismo mercantil, promovido quizá por la fabricación y comercio de telas de seda…” Vanidad interrumpió acelerada para comentar: “No olvides decir que en ese tiempo las mujeres empezaron a gozar de los mismos derechos que los hombres, aunque no las obligaciones, ya que se cuidaron de mantener su femineidad con las consecuentes ventajas. Tampoco olvides que al avanzar el siglo se pusieron de moda nuevos trajes: las damas vistieron la GONELLA, que viene a ser una serie de vestidos superpuestos de diferentes colores, pero, eso sí, muy armonizantes, pues yo les dije…” En este punto fue Moda quien la interrumpió de tajo.

RenacimientoGonelle2
Mujer con gonella

“Los hombres –empezó Moda- adoptaron el PERPUNTE, una chaqueta muy corta de raso o terciopelo provista de mangas, las cuales en ocasiones llevaron cortes que dejaban ver la camisa interior. También diseñaron una casaca con cuello volteado, generalmente de piel”.

A las señales de Vanidad para tomar la palabra, Moda, lo hizo condescendiente. “Los tocados -enfatizó alegre Vanidad- adquirieron en esa centuria grandes dimensiones y formas extravagantes, en las que yo no tuve nada que ver, pues no tengo tan mal gusto. Crearon conos, seguramente inspirados en la moda siria, que alcanzaban hasta 60 centímetros. Los adornaban con bordados, piedras, metales y un velo que desde la cúspide bajaba para tocar los hombros o la cintura.

Caricatura de tocado, tocado y perpunte.
Caricatura de tocado, tocado y perpunte.

La otra variante, que me ataca de risa, es la que consistió en dos conos con la disposición de cuernos. El Clero, por supuesto, repudiaba a tal grado este tocado que aconsejaba a los niños alejarse de toda mujer que portara el mencionado sombrero, pues, según ellos, representaba algo diabólico, por lo que ya se imaginarán las burlas que debían aguantar aquellas damas con su nueva moda…”. Vanidad
terminó su historia porque ya no aguantaba la risa.

Diseños modernos
Diseños modernos

Modelos simples, prácticos y juveniles fue lo que me propuse diseñar para disfrutar en el presente lo que ya es historia.

El güero de La Merced: Jacobo Zabludovsky

¿Quién era en 1951 ? Era El Güero de la Merced. Nadie sabía su nombre completo, pues era difícil de pronunciar. Muchos optaron por sólo decirle Jacobo y otros, los más allegados, El Güero, por su pelo rubio y ojos azules.

Nos conocimos en la oficina de Telesistema Mexicano, ubicada en el edificio de la Lotería Nacional y a partir de ahí nació una relación, no sólo de trabajo, sino de verdadera amistad.

Tenía un carácter alegre y su agilidad mental era incomparable. El gozaba hacerme enojar por cualquier cosa: se mofaba de mis errores, producto de mi poca experiencia apenas salida de la escuela de comercio.

jzUn día, en aquellos primeros años, en una discusión juguetona me tomó por la cintura y me subió a un archivero y por más que le gritaba que me bajara, él se moría de la risa, junto con los que allí estaban.

Muchas veces me han solicitado escribir sobre aquello que me ha hecho sentir más feliz y lo hice  con facilidad. Un paisaje, un país, ese campo nevado que parece no tener nada y que tanto esconde, dos aves volando buscando un sitio mejor, un paisaje determinado … ¡Me gusta escribir y sobre todo expresar lo que siento!

Pero ahora es diferente, pues quiero mandarle algunas palabras, donde quiera que esté, a un hombre al que he querido y quiero. Con el que he pasado la mayor parte de mi vida en toda clase de momentos, buenos y malos, como debe ser. Un hombre que mereció y se ganó todo mi respeto y admiración siquiera sin intentarlo, porque conmigo fue como creo que jamás se portó con los demás.

Jacobo Zabludovsky fue mucho más que un periodista y lo que saben de él, porque siempre guardó para sí esa parte que todos escondemos para sentirnos por siempre propietarios del pedazo más importante de nosotros mismos. Y ese pedazo de él es el que me gustaría expresar aquí con todo respeto porque me lo transmitió a lo largo de tantos años como pasamos juntos en los momentos más difíciles para él.

jz2Todavía siento en mí aquel día en que salió en el periódico Excelsior 18 jul 2007 y en toda una plana un tremendo letrero diciendo “¿Qué hubiera sido de Jacobo sin su Lupita?“: entré en su oficina con el periódico en la mano y mirándole a los ojos quedamos por un instante fijos uno en otro sin pestañear, a mí me faltaba nada para que mis lágrimas corrieran por mis mejillas. Creo que se dio cuenta y me salvó dándome el más dulce de los abrazos que jamás he tenido. Se me hizo muy corto, pero en realidad fue muy largo. Sólo recuerdo que al separarnos, dijo en esa forma tan característica que tenía de decir lo que sentía muy por dentro: “¡Ay, Lupita!”.

Muy diferente a cuando fui con él la primera vez que nos vimos, yo solicitando trabajo y él convirtiéndose en mi jefe. Ninguno de los dos sabía ni se imaginaba en ese entonces que nacería entre nosotros uno de esos lazos que nada ni nadie puede romper.

“Me cayó muy bien desde el primer momento”, fue mi primer pensamiento cuando salí de su oficina con tanta energía y alegría que hubiese construido otro planeta yo solita. Esa noche me costó dormir, pero al día siguiente ya estaba con él como si llevase trabajando a su servicio años enteros. Sólo tardamos unos días en darnos los dos cuenta que éramos muy similares en algunos aspectos y que podía confiar en mí cien por ciento, cosa de la que siempre se quejó conmigo refiriéndose a determinadas personas con las que trataba, de todos los niveles.

Jacobo fue para mí un hombre muy inteligente, hábil y constante en sus decisiones y tareas. En algunas cosas era demasiado obsesivo, mientras que otras las dejaba de lado, pero siempre sabía por qué y entonces yo las hacía sin que él supiese, teniéndolas listas para cuando regresase a su obsesión perfeccionista. Y así, cuando me decía: “Lupita, ¿te acuerdas de aquello que …? ¡Creo que lo vamos a tener que hacer!”. Y era en ese momento cuando yo respondía con mucho orgullo y una ligera sonrisa sarcástica: “¡Ya lo tengo listo!”. Siempre pensé que él ya sabía cuál sería mi contestación, porque llegamos a entendernos como muchas personas deberían hacerlo, he pensado muchas veces.

El empezó de la nada, podría decir, y poco a poco fue desarrollándose, (no diré subiendo porque esa expresión no me gusta), hasta lograr un entendimiento y profundidad absolutas de todo lo que le rodeaba.

Recuerdo un día en que yo iba por una de las calles de La Ciudadela en el DF en hora de trabajo. El me había dicho que saldría un momento “para estirar los pensamientos”, como sólo a mí casi me susurraba y desaparecía seguido del guardaespaldas que le habían puesto en contra de su voluntad.

Pero ese día lo vi solo desde la otra banqueta, caminando como el que por primera vez está disfrutando de los alrededores respirando el aire “más puro del planeta”. Me angustié terriblemente y casi corrí al otro lado de la calle tras él hasta que lo alcancé y le pregunté: “¿Pero güerito, qué haces por aquí paseando y sin guardaespaldas? ¿adónde vas, a Televisa?”.

Con toda la calma del mundo me dijo que había podido deshacerse del guardaespaldas (parecía estar de acuerdo para decirle cuando deseaba estar realmente solo). Luego soltó con toda tranquilidad: “¿Percibes como yo lo hago esta ciudad, sus rincones, la gente, su vivir y hasta el ruido? A veces quisiera tener un programa donde contar todas estas cosas … pero eso … no es posible”.

En silencio seguí caminando junto a él. En su rostro vi felicidad, paz, mucha tranquilidad, algo que no tenía cuando estábamos en la oficina. Estoy segura de que él no se dio cuenta de lo preocupada y por instantes hasta triste que yo caminaba junto a él. Pero aquel fue un pequeño paseo que jamás olvidaré. Entramos juntos a Televisa y nuestras mentes creo que cambiaron automáticas metiendo la tecla para bajar otro programa de software mecanizado.

Es curioso, porque un hombre como él, con tantas cosas de valor en su interior que muchos quisieran tener, en ocasiones me llamaba a su despacho y ahí, solos y sin ser molestados por nadie, me pedía consejo de algunas cosas que yo veía claras en mi mente. Le decía lo que pensaba con tal sencillez y naturalidad que ambos estábamos de acuerdo y en la misma frecuencia de lo que le convenía y eso a mí me hacía sentir grandiosa, todavía no sé por qué.

En otras ocasiones en que me llamaba a su despacho era para contarme lo que estaba haciendo, pero lo hacía mezclando el orgullo de un niño que se siente mayor relatando sus posibles triunfos y el aplomo de una persona madura a la que le es difícil contar ciertas cosas a los seres con los que más trata y que son muy cercanos a su sistema de vida diaria.

Yo también le contaba lo que andaba planeando pidiéndole siempre su opinión. A todas luces se le veía orgulloso de mí y eso me daba un montón de la energía que necesitaba para continuar.

Muchos quisieron escribir sus memorias, pero mi sorpresa fue cuando ya en España leí en su columna Bucareli de El Universal los tres primeros artículos que él denominó “Borrador de mis Memorias”. El tercero que leí y que fue el último que publicó en su columna Bucareli, de él transcribo sus últimas frases: “… algunos domingos en los tenderetes de libros viejos de la Lagunilla, mi papá nos compraba traducidas del ruso y del idish al español, obras que él había leído en el idioma original durante sus tiempos juveniles de viajante de librerías y editoriales. Leer era nuestra diversión principal”.

Cuando nos despedimos … ¡no quiero recordar aquel día tan conmovedor, pero debo hacerlo!

Yo empecé a tener problemas en mis ojos y el oftalmólogo me dijo que debía salir de la Ciudad de . Debía buscar un sitio más limpio. Todo tiene un precio, hasta el saludo que a diario damos a quienes conocemos. Así que comencé a preparar mi salida.

Jacobo y yo hablamos mucho del asunto y fue un hombre muy comprensivo. Sé que me quería mucho. Los dos nos queríamos. Me dijo que me fuese a España, pero era tanta tristeza la que arrastré con esta obligación que duró mucho, demasiado, la decisión final.

Y entonces, cuando nos despedimos aquel día, el más triste de los que conozco en mi existencia, lloré en sus brazos y a solas en su despacho. No me quería separar de su abrazo. Era muy fuerte por su parte, como si no me quisiera dejar ir.

Cuando supe que falleció … lo siento, debo dejar aquí mi relato, no puedo más. Güerito, donde quiera que estés, estoy contigo.

La indumentaria según moda y vanidad. Edad Media, 5ta. y última parte

“¿Qué dirías si algún pretendiente o enamorado te obsequiara en tu cumpleaños un paquete con alfileres y agujas para coser?”. Esta pregunta de Vanidad me sacó de balance, pues no supe qué contestar y viendo mi turbación, continuó: “Resulta que por el siglo XIV, en las cortes europeas se consideraba de muy buen gusto hacer ese tipo de regalos, ya que constituían un lujo, debido al trabajo que representaba fabricar tales adminículos. Y te diré que no fue sino hasta la siguiente centuria cuando adquirieron la popularidad que llegó al presente”.

ALFILERES Y CINTURONES ARTICULADOS
ALFILERES Y CINTURONES ARTICULADOS

Sin darme tiempo a comentar, Vanidad continuó: “El pañuelo bordado hizo su aparición en el siglo XV como objeto de lujo que las mujeres llevaban en la mano, al tiempo de cumplir el servicio de limpieza de la nariz. Yo me permití aconsejarles que llevaran siempre dos pañuelos: uno para limpiar la nariz y el otro para lucirlo, porque se podía ver … ¡cada cosa!”

FAMILIA ARNOLFIN (1434) DE VAN EYCK
FAMILIA ARNOLFIN (1434) DE VAN EYCK

aprovechó la hilaridad de Vanidad para contarme lo siguiente: “La pintura al óleo se conoció en el siglo XV, y con ella se generalizó el retrato. Reyes, príncipes y princesas de todas las cortes vieron sus figuras delineadas con la nueva técnica que desafió al tiempo y, gracias a ello, ustedes, los mortales de ahora, pueden apreciar las maravillas que lograron en aquellos tiempos los grandes maestros de la pintura. Terciopelos, sedas, brocados y encajes adquirieron vida en aquellas pinturas logrando un desfile de bellas damas luciendo hermosísimos trajes tan ricamente bordados como los trajes masculinos, pues en aquellos años la discreción no estaba marcada por los sexos”.

SURCOT, COTTATDIE Y GARNACHA
SURCOT, COTTATDIE Y GARNACHA

Moda continuó relatando que la moda europea de principios del siglo XV ofreció gran similitud con la del siglo anterior. Los hombres continuaron usando el SURCOT, el COTTARDIE, SUCKERNIE o la GARNACHA, pero también, dijo Moda, en esa centuria tuvo lugar una innovación en las prendas masculinas…Vanidad no la dejó terminar pues se apresuró a decir: “¡La bragueta!”.

CALZONES CON BRAGUETA Y DAMA CON GUARDAINFANTE.
CALZONES CON BRAGUETA Y DAMA CON GUARDAINFANTE.

Con un gesto desaprobatorio, Moda, de forma pausada terminó el relato así: “Aunque ya entrado el siglo XV, la moda europea tuvo diferentes manifestaciones, las telas fueron las mismas, pues Italia se convirtió en la proveedora de tejido de todo el continente. En Borgoña y Alemania, el recargamiento de adornos se hizo desmedido. Venecia y Florencia tendían más a la elegancia. En España se crearon modelos originales como las faldas con guardainfantes, hechos de alambres y cintas que servían para ahuecarlos”.

La llamada Edad Media se calcula desde la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476 y termina por el 1453, dando paso al Renacimiento que se prolongaría hasta finales del siglo XVI.

Capillas, hopalandas, garnachas y surcots son los nombres de las prendas que me han motivado a diseñar los siguientes modelos.

DISEÑOS MODERNOS
DISEÑOS MODERNOS

 

El Traje de luces

En el mundo de la hay diseños para toda ocasión y se ha creado vestuario para cualquier tipo de actividad. La moda que cambia cada temporada desde luego es la de las mujeres, quienes tienen a su disposición la serie de diseñadores que se encargan de dictar tendencias que duran un año o más, si el modelo diseñado tiene aceptación masiva.

En cuanto a los diseños creados para ciertas actividades no tienen muchos cambios y suelen ser de un corte muy sencillo. Sin embargo, hay una actividad cuyo traje despliega lujo, vistosidad y creatividad. Se trata del Traje de Luces y aunque no soy aficionada a la fiesta brava, sí admiro el trabajo que realizan diseñadores y bordadores para lucimiento de los toreros y en general de las corridas de toros.

TORERO DEL SIGLO XVIII
TORERO DEL SIGLO XVIII

Su evolución ha ido lenta, desde que los toreros se distinguían por el color de las bandas que usaban sobre sus trajes que sólo consistían en un jubón de terciopelo de color marrón. El calzón lo llevaban corto y las piernas iban enfundadas con medias gruesas y los pies calzados con zapatos fuertes con hebilla.

A finales del siglo XVIII los toreros cubrían su cabeza con un sombrero de ala ancha y su pelo era trenzado dejándolo caer sobre la espalda. Complementaban el conjunto con una capa. Con el tiempo tal capa se convirtió en el capote para torear confeccionándolo con tela resistente de color rosa por un lado y por el otro amarillo.

Fue a partir del 1800 cuando este traje se reformó: desapareció el jubón y surgieron las primeras chaquetillas adornadas con flecos y bordados con lentejuelas blancas, azules y rosas. En esa época se utilizó el capote de paseo galardonado de plata. En los años siguientes el traje fue tan profusamente adornado con bordados en oro y plata que llegaron a pesar más de 20 kilos por la aparición de las hombreras que acumulaban bordados agregando los alamares y borlas.

A partir de 1922 el excesivo peso del traje se redujo a la mitad al quitar los adornos más pesados.

COMPONENTES DEL TRAJE DE LUCES
COMPONENTES DEL TRAJE DE LUCES

En el presente, el matador se coloca las medias de algodón y encima de ellas las de seda. Después viste los calzones blancos y largos, sobre el pantalón o taleguilla. Luce medias hasta la rodilla y son siempre de color rosa fuerte. Las zapatillas son negras, planas y con un lazo de raso negro.

Usan una camisa que no se mete en el pantalón sino que se dobla y ata con cinturillas adecuadas para ello. Después se pone la faja que será del mismo color que el corbatín. El chaleco y la chaquetilla muy entallados son colocados al final, igual que la montera.

TorerosTrajesLuces3

La chaquetilla está elaborada en raso. Se bordan primero con un cordoncillo que marca el dibujo elegido para luego rellenarlo con hojas de lentejuela y flores realizadas en canutillo de oro y plata. Las mangas se bordan igualmente como la chaquetilla, pero no van cosidas a la sisa, sino sujetadas al hombro mediante un cordoncillo dejando un hueco en la parte de la axila. Las hombreras van bordadas con lentejuelas y canutillo en oro o plata y rematadas con los llamados machos (colgantes).

La taleguilla o pantalón es una prenda que se confecciona con dos tipos de tejido: uno de punto que permite que sea ajustable por la cintura, glúteos y parte interna de los muslos y otro de raso, que es la parte que va bordada, de igual forma que la chaqueta.

CAPA DE PASEO
CAPA DE PASEO

Todo este conjunto tan lleno de colorido y brillos es producto del trabajo de varios operarios, que se esmeran por hacer que el diseño se ajuste al proyecto del diseñador y del diestro que lo lucirá.

La indumentaria según moda y vanidad. Edad Media, 4ta. de 5 partes

En tono triste, relató que en contraste con el alegre y vivo vestuario de los ricos de la última mitad de la Edad Media, las clases humildes tuvieron que conformarse con el gris en sus trajes, que disimulaba lo sucio y enfatizando, agregó: “Es más fácil detener una epidemia que una nueva moda, y eso mismo sucedió con las calzas o medias. Desde que los antiguos descubrieron, gracias a mí, que los calzones largos y ajustados eran prácticos, pasó mucho tiempo para que crearan formas novedosas que los sustituyeran, hasta llegar al pantalón del siglo veinte. Sin embargo, el uso de tales medias perdura aunque ya no en el vestuario masculino, sino en el femenino”.

Hopalandas
Hopalandas

Vanidad, con la alegría que la caracteriza, contó que los cinturones articulados cobraron fama en esa época y, al contrario de hoy, los hombres los llevaban muy sueltos, dejándolos descansar en la cadera. “Pero hay una moda que me enloqueció –continuó diciendo Vanidad- y es la de las HOPALANDAS. Moda se inspiró en los trajes orientales para introducir esta corriente que te repito, me encantó. Esa prenda cobró fama a finales del siglo XIV y consistió en túnicas muy amplias forradas de piel con la característica de llevar mangas muy grandes que llegaban muchas veces hasta el suelo. Lo más peculiar del modelo era el corte en forma de lengüeta u hojas a todo lo ancho de las mangas. Tal modalidad fue adoptada para dejar ver las finas pieles con que forraban el indumento”.

Vestido talle alto
Vestido talle alto

Otra moda que imperó y que reclamé a Moda el haberla promovido, fue la que surgió para disimular el busto de las recatadas europeas. Para ello empleaban bandas muy ajustadas, lo que provocaba el abultamiento del vientre, que vino a constituir una moda un tanto antiestética. Claro que cuando hice tal reclamación a Moda, ésta se defendió diciendo que ella no influyó para nada en esa atrocidad. En fin, por su parte, los varones adoptaron los rellenos…así es: los rellenos que por un tiempo se creyó habían sido invento femenino. Vanidad me contó que aunque ella no tuvo nada que ver, los hombres de la última etapa del siglo XIV comenzaron a utilizar rellenos para abultar el tórax y los hombros. Por cierto, me doy cuenta que los rellenos en los trajes masculinos continúan usándose en forma de hombreras en sus chaquetas.

Dieños modernos
Dieños modernos

Coincido con Vanidad en su gusto por las hopalandas y por ello me incliné a diseñar estos modelos con mangas semejantes, además de un surcot con cinturón y limosnera.

Rubí

Las piedras preciosas son valoradas, entre otras propiedades, por su dureza, la cual está actualmente medida en la escala de Mohs. El rubí alcanza una dureza de 9, esto quiere decir que no puede rayarse lo mismo que sucede con el diamante, el cual tiene una dureza de 10.

Los rubíes puros de más de 10 quilates son muy raros y alcanzan un enorme valor. El “DeLong Star Ruby“

Collar con Rubies
Collar con Rubies

Los famosos rubíes Sangre de Pichón proceden de Birmania y son muy codiciados por su color rojo oscuro, ya que la mayoría rondan entre el rojo claro, el azulado o el rosado claro.

Rubí Sangre de Pichón.
Rubí Sangre de Pichón.

Pero el rubí, gracias a su dureza, tiene otras aplicaciones entre ellas su utilización en la fabricación de relojes.

Hace mucho tiempo los fabricantes de relojes mecánicos, sin importar la dedicación que le pusieran a sus ejes y piñones, veían que estas partes generaban demasiada fricción, lo que al final ocasionaba descomposturas.

Rubí de Tanzania.
Rubí de Tanzania.

Así como con cualquier material de metal, la fricción en los relojes también requería alguna protección suave para su buen funcionamiento.

Sin importar marcas ni otras características, los mejores relojes de la antigüedad utilizaban productos derivados del petróleo que se oxidaban y se deterioraban con el tiempo, por cuya razón poco a poco se iban haciendo menos y menos precisos.

Los joyeros que normalmente venden piezas y gemas se dieron cuenta que los rubíes eran verdaderamente resbalosos al tacto y por esa característica y su dureza le seguían al diamante, (el más duro de todos los conocidos), por lo que se convertían en mucho más duros que cualquier metal usado en la fabricación de relojes.

Reloj con 17 rubíes.
Reloj con 17 rubíes.

 

Durante el año de 1840, un grupo de fabricantes de relojes en Ginebra se dieron cuenta que podían usar los diminutos pedazos de rubíes obtenidos en el corte de piedras naturales al realizar joyería fina. Estos pedazos podían usarlos en el movimiento de los relojes, creando en forma microscópica las piezas necesarias para poderlas utilizar en los movimientos de relojes, al perforar con diamantes lo necesario en los rubíes para que en sus perforaciones se moviesen los ejes.

Fue en esta forma como los relojes pasaron a tener rubíes en su fabricación sin requerir nunca más el engrase acostumbrado, a pesar de que estas piezas se convirtieron en muy costosas. El número de rubíes determinaba el número de ejes con ellos y por tanto la calidad del reloj, y por ende también el costo del mismo.

Y de aquí viene el sello que colocan en cada reloj indicando el número de rubíes que tiene, los que garantizan la duración de su existencia.

La indumentaria según moda y vanidad. Edad Media, 3ra. de 5 partes

Vanidad no soltó el tema de las minifaldas por más que le dijo que lo cambiara. Repitió hasta el cansancio que los hombres de la Edad Media gozaban con esa moda. Por fin, en un respiro, Moda aprovechó una de las pocas pausas que hizo Vanidad, y relató: “Con el paso de los años el SURCOT francés femenino se convirtió en un camisón. La Edad Media fue la época de los cruzados, caballeros, trovadores, juglares y de la muerte negra. Gracias a las Cruzadas, los pobladores de Europa pudieron disfrutar lujosas telas de Oriente, confeccionando sus trajes con terciopelos, linos, sedas y algodones. Las pieles fueron usadas como forros de túnicas, mientras que los famosos brocados de oro de Bagdad realzaban la belleza decorativa de sus prendas”

Surcot Femenino
Surcot Femenino

Vanidad volvió a tomar la palabra para decir que los vestidos femeninos fueron cada vez más ceñidos y alargados, hasta lograr una línea vertical austera, muy característica de la época gótica. También debido a las Cruzadas, los europeos padecieron la lepra, el escorbuto, la gripe y la peste bubónica. Asimismo, contó Vanidad que esta última enfermedad mató a más de la cuarta parte de la población. Murió tanta gente que las riquezas se acumularon de pronto en manos de personas que hasta entonces habían carecido de todo. Aquellas riquezas inesperadas motivaron a los nuevos propietarios a destacar, lo que condujo a un cambio radical de la moda del vestido en la última mitad de la Edad Media. Vanidad, en tono festivo, agregó: “Los europeos parecían vivir un interminable carnaval, poniendo en boga las más violentas formas y combinaciones en trajes”. “Gracias a ti, querida” –masculló Moda .

Modelo Carnavalesco
Modelo Carnavalesco

Y ahora, fue Moda quien continuó: “Lucían, por ejemplo, mitad derecha en rojo y la otra mitad en verde; calzas con una pierna rosa y otra blanca; casacas en colores chillantes, y el calzado, que durante siglos sólo sirvió para proteger los pies, en esa época creció y creció hasta verse obligados sus portadores a sujetar las puntas en las rodillas para permitirles caminar”. Vanidad no aguantó la risa y cortó a Moda para decir: “Pero aquella modalidad fue también producto de la necesidad, pues tal prolongación sirvió para espantar a las ratas que proliferaban y que por aquel entonces eran portadoras de la temible peste negra”.

Caricatura de Zapatillas
Caricatura de Zapatillas

La moda actual, tan versátil, me da la pauta para desarrollar un modelo juvenil que tienen su origen en aquellas combinaciones tan agresivas que, aunque ella lo niegue, Vanidad fue quien las motivó en la Edad Media.

Diseño Moderno
Diseño Moderno