“Me da tristeza ver cómo viven ahora los venezolanos” -dijo Moda compungida, a lo que Vanidad agregó: “pero aún así, tengo la esperanza de que saldrán victoriosos si mantienen su unidad”. Y continuó: “En mi investigación acerca de los trajes típicos del mundo, encontré que en Venezuela la vestimenta masculina tiene más relevancia que la femenina. El “liqui liqui“ y el “garrasi“ son de los más antiguos y con características que los hicieron permanecer como indumento práctico”.
“Según versiones de algunos estudiosos del vestuario venezolano, el “liqui liqui” debe su origen a las camisas que lucía el patriota italiano Giuseppe Garibaldi, quien luchó tanto en América como en Europa a favor de algunas causas justas” -terminó diciendo Vanidad para darle la palabra a Moda que ya estaba muy inquieta por intervenir.
“Las camisas de Garibaldi de color rojo, se divulgaron en las poblaciones rurales de Venezuela y Cuba, donde se les llamó “filipinas”. Esta prenda consiste en una camisa hecha de lino blanco o de color, según la región, cuyas principales características son: botonadura de hueso, cuello cerrado por medio de dos o cuatro ojales y cuatro bolsillos que van, dos pequeños en la parte superior y dos en la inferior. El pantalón está hecho con la misma tela”.
“El complemento del “liqui liqui” –aclaró Vanidad- lo constituyen el sombrero, que bien puede ser de “pelo de guama” (terciopelo), de ala ancha y con barboquejo, o de “cogollo” (trenza burda o labrada, hecha de la hoja de una gramínea llamada caña brava) y alpargatas con suela”.
“Quiero hablar del llanero de Venezuela –dijo tranquila Moda: es el equivalente al gaucho argentino o uruguayo. Vistió un pantalón muy peculiar, pues estaba estrecho en la rodilla y más ancho hacia el ruedo con terminación en la forma llamada “uña de pavo”, conocida como “garrasí”.
Creo que esta modalidad permitía a quien lo usaba remangarlo a la altura deseada, ya que iba abierto por la parte del exterior a la altura de las rodillas y así podía atarlo con las puntas colgantes. La camisa que acompañaba al garrasí era llevada por fuera y su pechera, generalmente iba bordada”.
“Déjame hablar ahora Moda, -dijo Vanidad un tanto molesta-: en la zona occidental de Venezuela se encuentra la península de la Guajira, donde las mujeres llevan una túnica de tela estampada de diversos colores, larga hasta los pies.
Como adorno, las guajiras lucen un cuello estilo marinero con volante a su alrededor. Su tocado consiste en un pañuelo de tela de colores anudado al frente de la cabeza, o un sombrero de “cogollo” con dibujos de grecas. Una característica muy especial entre ellas es su maquillaje: decoran su cara con espirales y motas de color rojo y negro”, terminó relatando Vanidad.
Moda aprovecha una pausa de Vanidad y cuenta: “Los hombres también visten una túnica estampada con la que cubren las piernas hasta las rodillas como una falda. Otra variante de esta indumentaria consiste en una tela dispuesta también como una falda que cubre los muslos hasta las rodillas y una camisa.
Los hombres calzan las rústicas “cotizas” (sandalias) de cuero y las mujeres zapatos con una gran borla o mota esférica de unos quince centímetros de diámetro hecha con estambre de color vivo, principalmente rojo.
En la región andina de Venezuela, por razones de clima, el vestuario cambia: usan el “liqui liqui” de casimir a rayas y se cubren con una manta de lana llamada ruana o poncho. El sombrero que les cubre la cabeza, ya sea de cogollo o fieltro negro, va encima de un paño o gorro tejido en blanco o gris que sólo deja descubierta la cara.
Las mujeres llevan chaqueta y una falda ancha y larga hasta las pantorrillas. También se cubren con una ruana de origen colombiano”. Y aquí terminó Moda su intervención para dejar que Vanidad nos presentara una imagen del baile venezolano, llamado joropo.